Se vienen los condominios senior
Ancianos en estado de abandono en su propio hogar demuestran que, cuando se envejece, una casa no basta para asegurar la calidad de vida. Por eso la nueva política de vivienda del Senama y Minvu ofrece innovadoras soluciones habitacionales para los adultos mayores: desde condominios especiales hasta atenciones por el día en residencias de larga estadía. Por Sofía Fernández
Edina tiene su casa y un hijo adulto, pero prefiere permanecer durante todo el día en el centro de atención diurna del hogar Nuestra Señora de los Ángeles, desde hace más de seis años. Al igual que las 60 abuelas que viven en este Establecimiento de Larga Estadía -de Conapran- ubicado en la comuna de Las Condes, Edina Barrientos participa de diversos talleres y actividades durante el día. ¿La diferencia? Junto a otros 15 ancianos vuelven a su casa por las noches.
Esta novedosa y poco conocida opción de institucionalización es una de las alternativas que ofrece la nueva política de vivienda del Servicio Nacional para el Adulto Mayor (Senama) y Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), que el 2008 partió con 11 proyectos pilotos y que este año se concretará en 37 proyectos en todo el país (ver infografía). No es la única opción para los ancianos ni la más llamativa. Están los condominios senior: casas de 22 metros cuadrados, con un dormitorio, una sala de estar-comedor-cocina y un baño, diseñados pensando en los principales problemas de la vejez. Es así, por ejemplo, que se utilizan manillas de palanca y no de pomo, además cuentan con pisos antideslizantes y barras de sujeción, considerando que enfermedades como la artritis, son comunes a esa edad. Además cuentan con una sede social y comedores comunes, además de una persona encargada de orientar a los adultos mayores y vincularlos con otros programas.
Ya está en marcha una experiencia de este tipo en Talagante, que pertenece al 2% de las viviendas entregadas por el Minvu a adultos mayores y que ahora serán administradas por el Senama. Aunque no es un condominio propiamente tal (es una suerte de piloto del programa), sí hay una cuadra completa entregada. Don Vitalicio Bello Retamal, de 60 años, vive allí desde hace un mes junto a su pareja. Según cuenta su sobrina, la casa aún no cuenta con todas las comodidades contempladas en el proyecto, pero existe el compromiso de mejorarlas, después que él firme el contrato que le otorga la casa en comodato. Falta una persona encargada de orientar a los adultos del sector y no existe el ansiado vínculo con la comunidad aledaña, de todas formas don Vitalicio está contento de haber recibido su esperado hogar a pasos de una iglesia, sede social y locales comerciales.
Según explica Paula Forttes, directora del Senama, el fin de la nueva política es dar respuesta a la falta de entornos diseñados para los mayores de 60 y sobre todo al abandono que viven muchos ancianos en sus propias casas. “La arquitectura de nuestro país tiende a hacer viviendas para papá, mamá e hijo y muchas veces no hay espacio o no hay interés de parte de las personas mayores de vivir con sus familias o, por el contrario, son sus hijos los que no quieren recibirlos”, dice.
Cómo se financiarán
El proyecto en que está inscrita Edina -denominado Vivienda Protegida- es uno de los que el Senama quiere potenciar durante 2009 construyendo nuevos establecimientos de larga estadía, administrados por fundaciones expertas en el tema que implementen este servicio para un número de ancianos de la comunidad aledaña, que no supere al 10% del total de residentes del hogar.
La idea es beneficiar a aquellas personas que han quedado viudas o viudos, estén solos durante el día, tengan hijos que trabajen o vivan lejos, carezcan de personas con quien interactuar o bien necesitan algunos cuidados.
Durante este año se desarrollaron proyectos piloto, que actualmente están en fase de aprobación de diseño y construcción, previa a la licitación de obras, por parte de Serviu, parta estar operativos en 2009.
En cuanto a los condominios, Forttes explica que están pensados para mayores autovalentes físicamente y con algún soporte económico. La idea es que estos recintos reciban contribuciones del Estado a través del Senama, en convenio con la entidad administradora que puede ser una municipalidad, una fundación o una organización de adultos mayores sin fines de lucro. Aunque el aporte del residente debe ser menor al 75% de su ingreso mensual, se requiere algún tipo de entrada monetaria; ya que aquí, cada individuo es responsable por sus propios gastos. Sin embargo, Forttes dice que aquellos que carezcan de bienes tendrán otras ayudas, como el Programa Vínculo.
Por ahora la tarea es afinar los proyectos y generar sinergias con otros programas y desarrollar una red de apoyo social, que permita vincular efectivamente a los adultos mayores con la comunidad para lograr el primer gran paso para que estos proyectos funcionen: que los ancianos se atrevan a dejar sus casas en post de una mejor calidad de vida.
Quiénes pueden ser beneficiarios
Para asistir a un centro de atención diurna o a uno de larga estadía, es necesario:
• Ser mayor de 60 años.
• Manifestar su deseo voluntario de vivir en uno de estos recintos.
• Deben poseer algún grado de dependencia.
• Tener una ficha de protección social e informe socioeconómico.
• Aceptar las condiciones de institucionalizarse.
• La prioridad la tienen los mayores pertenecientes al I y II quintil de vulnerabilidad social.
En el caso de las viviendas tuteladas, los requisitos son similares salvo que:
• La edad mínima es de 65 años.
• Ser autovalentes.
• Acreditar la necesidad habitacional o situación de maltrato.
• A diferencia de los antiguos programas del Minvu, aquí pueden postular quienes siendo propietarios hayan perdido sus viviendas e incluso aquellos que poseen una casa, pero no pueden vivir solos.