Editorial – Reactivar las concesiones hospitalarias
(El Mercurio, 06/01/2009)
Pese a que el proceso de concesión de hospitales se inició hace años, se ha desarrollado con tal lentitud que aún no registra avances concretos. En ese contexto, es alentador el anuncio del ministro de Salud, Álvaro Erazo, sobre la reactivación del mismo.
En efecto, los primeros pasos se dieron el año 2003, pero luego de las dificultades iniciales todo se fue retrasando, hasta que se anunció que se llamaría a la primera licitación sólo en noviembre de 2005. Nada de eso se logró materializar y aún en 2009 no hay avances reales que mostrar, ni en la construcción de nuevos hospitales ni en las remodelaciones de los vetustos edificios en que se atiende la población beneficiaria del sistema público.
En el ínterin, el diagnóstico sobre el estado de los servicios públicos de salud se ha agravado notoriamente. Durante el año recién pasado se registraron varias situaciones escandalosas, tales como los casos sin notificar de sida, Chagas y hepatitis B y C, todo lo cual condujo a la renuncia de la ministra de Salud y su reemplazo por el actual secretario, quien se ha mostrado interesado en llevar a buen término el proceso de concesiones que se relanzó en 2008. Los primeros hospitales concesionados serían los de Maipú y La Florida, de mediana complejidad y 390 camas cada uno. Cuatro consorcios ya fueron precalificados y la próxima semana debiera conocerse el nombre de la empresa adjudicataria. Aunque los terrenos están ya listos desde hace años -el de Maipú se escogió en mayo de 2005-, la construcción comenzaría a mediados de este año y los nuevos establecimientos hospitalarios estarían atendiendo público a fines de 2012.
Corresponderá al concesionario construir los edificios y proveer su mantención y los servicios no médicos, tales como aseo, alimentación de pacientes y funcionarios, seguridad y otros. Pero las prestaciones médicas seguirán en manos del Ministerio de Salud, así como la provisión de equipos médicos.
Es posible que las concesiones hospitalarias signifiquen un avance en la atención médica de amplios grupos de la población que no cuentan con recursos para buscar alternativas al sistema estatal y, aunque las atribuciones del concesionario están muy limitadas, implican romper un inmovilismo inexplicable. El sector salud ha sido fuente de insatisfacción, quejas y desconfianza para la población, según lo han revelado los estudios de opinión pública que han explorado esta materia, pero pese a ello, los últimos gobiernos no han intentado cambios profundos al sistema. Subsiste así un modelo de gestión anticuado que no se orienta a satisfacer a los usuarios, no ofrece estímulo alguno al personal que trabaja en ellos y ha contribuido en forma importante a desprestigiar los servicios administrados por el Estado. La clásica explicación para la falta de avances en el sector -la carencia de recursos- tampoco es válida hoy, cuando el presupuesto supera los dos billones de pesos y es el triple de lo que era hace menos de 20 años. Pero los mayores recursos disponibles no parecen quedar al servicio de los usuarios, que no experimentan cambios positivos proporcionales a los gastos.
El ministro Erazo está empeñado en darle agilidad al proceso de concesiones y en mejorar diversos aspectos del funcionamiento de los servicios públicos de salud. Con todo, si no impulsa reformas de fondo en los esquemas de administración y gestión, sus buenas intenciones no serán suficientes para provocar cambios en las arraigadas conductas de quienes tienen en sus manos la organización y provisión de los servicios de salud a millones de personas.
Aunque las atribuciones del concesionario están muy limitadas, este proceso puede ser un avance en la atención médica de amplios grupos de la población.