El impacto de la crisis financiera en bares y restaurantes
Una rápida visita a bares, discotecas y restaurantes del centro de Santiago sirvió para constatar las preocupaciones de los locatarios, capeadas, por ahora, gracias al verano. La Asociación Chilena de Gastronomía dice que despedir gente alejará a los clientes. Por Marcela Pérez Ortega
Daniel Sánchez es un empresario nocturno exitoso. Su discoteca Blondie inauguró el pasado 31 de diciembre el primer local de su marca fuera de Santiago.
Así, en Valparaíso se comenzó a disfrutar del placer de la música del pasado y del presente, sin importar el magro panorama económico que aqueja al mundo y que tiene a diversos bares, pubs y restaurantes con la soga al cuello.
Son las 7 de la tarde de un día de semana y el ambiente en el barrio Brasil ya no es tan festivo. Los bares que antes rebozaban de clientes dispuestos a beber y pasarlo bien, desde octubre pasado dejaron el vodka y whisky por su alto costo.
Los efectos de la debacle económica internacional han cambiado los gustos de los parroquianos que buscan alternativas más económicas como el Snack Bar, otro de los bares que Sánchez administra en la avenida Brasil, uno de los pocos que saca cuentas alegres.
-¿Cómo le ha afectado la crisis?
-La verdad es que nos ha afectado poco, porque cuando la gente tiene más problemas, necesita distraerse. Así que no ha bajado la convocatoria de público. Sólo han dejado de consumir y han reemplazado el whisky por tragos más económicos, como el ron, por ejemplo.
El dueño de la Blondie incluso bajó el valor de las entradas y sus cócteles para que nadie deje de beber. Sus 50 trabajadores no serán despedidos, gracias a que mantiene las ventas, las que espera que superen el 3% en el período estival.
“Nosotros no hemos traspasado la recarga a los consumidores, porque no nos ha tocado la crisis”, afirmó el empresario, quien prometió descuento si se menciona a La Nación.
LOS QUE HAN SUFRIDO
La otra cara de la moneda la explica el vicepresidente de la Asociación Chilena de Gastronomía (Achiga), Mauricio Quiroz, el cual confirmó que su mercado está exhibiendo una merma en las ventas. Incluso proyecta que “después del verano nosotros consideramos que tendremos una baja considerable, pero no sabemos si vamos a despedir personal, pues los clientes se alejan si eso sucede. Sin embargo, marzo va a ser muy complicado para la asociación”, asegura.
Un ejemplo de esto queda de manifiesto en el restaurante Sole Mio (Moneda 1818), que está viviendo en la actualidad una menor demanda de sus platos tradicionales: la comida italiana.
Su administrador, que prefirió no dar su nombre, señaló que han mantenido los precios reduciendo la carta, se cambió la compra de insumos, dirigiéndose directamente a los productores, y tuvo que reducir desde meseros hasta coperos, porque tiene pérdidas.
El descenso ha bordeado un 10% y ni siquiera el verano ha sostenido la compra de los clientes. Tampoco asegura que no siga despidiendo gente de su local que comparte más de 120 empleados con el restaurante las Vacas Gordas -propiedad del mismo dueño-.
“La intención de crecer depende de nuestros negocios, pero estamos ajustados y aguantando la crisis. Nosotros tampoco hemos variado los valores de nuestros productos”, agregó el administrador.
Una de las mejores chorrillanas del centro de Santiago son, según los entendidos, las de La Chimenea (Príncipe de Gales 90 esquina Moneda).
Pero aunque su carta -que incluye productos de Isla de Pascua o del archipiélago de Juan Fernández- ha provocado una mejora en sus ventas, Patricio Suárez, el administrador del local con 56 años de historia, sabe que podrían venir tiempos más difíciles para su negocio.
“No sé cómo viene el 2009, sin embargo, no puedo descartar si despediremos o no, depende de si las cosas continúan mal. Si me preguntas ahora, creo que no”.
El restaurante tiene la suerte de disfrutar de la bonanza del verano, la cual tiene a comensales extranjeros disfrutando de la langosta, el wagyu y habanos Montecristo. Pero la preocupación persiste, presume que desde marzo en adelante será malo para el negocio.