Cartas – Metro y transporte urbano
(El Mercurio, 17/01/2009)
Señor Director:
El señor Rodrigo Fernández señala, en carta publicada el 14 de enero, que se requiere realizar evaluación social de proyectos antes de invertir en metro, dado su alto costo.
Concuerdo en la necesidad de evaluar socialmente las nuevas inversiones en infraestructura y en que se tienen que privilegiar las más rentables. Pero, por lo mismo, se deben sacar bien las cuentas y hacerlo en forma rigurosa. No basta comparar el valor del pavimento con el de un túnel de metro, sino que se debe considerar también el material rodante, su vida útil, el valor de las expropiaciones requeridas y la cantidad de pasajeros beneficiados.
A partir de estos conceptos, se obtiene que el metro no es recomendable para flujos inferiores a 16 mil pasajeros/hora sentido, pero sí es más eficiente sobre esta cifra (como referencia, la Línea 1 tiene sobre 45 mil y la Línea 4 sobre 36 mil). Todo lo anterior, sin contar otras externalidades positivas del metro, como la menor contaminación, mayor seguridad y el menor impacto urbano.
Desde el inicio del Transantiago, cerca del 60% de los usuarios del transporte público en Santiago utiliza el metro en alguna de sus etapas. Durante el 2008 realizamos 642 millones de viajes, a un costo para el sistema de $270, más barato que los operadores de superficie. Con dichos ingresos logramos autofinanciar nuestra operación y hemos contribuido con un tercio a la expansión de nuestra red, que llegará a más de 100 km para el Bicentenario.
Si se sacan bien las cuentas, observaremos que corredores segregados y líneas de metro son inversiones complementarias. No son unas en vez de otras. Hay que obtener una adecuada ecuación. Las líneas de metro no son, por tanto, “la” solución del transporte urbano, aunque estamos muy orgullosos de la preferencia que hace la gente por este servicio.
CLEMENTE PÉREZ ERRÁZURIZ
Presidente del Directorio
Metro de Santiago