Entre 300 mil y 600 mil pesos ganan estacionadores ilegales en sector oriente
Automovilistas dicen que son groseros y violentos si no les pagan lo que piden. Carabineros no los puede detener.
Por Rodrigo Silva y Nadia Cabello
-“Son mil pesos, patrón”.
-“Pero si acabo de estacionarme, y además es muy caro”.
-“¡Ah, bueno! Entonces no me hago responsable por lo que le pueda pasar a su auto”.
Diálogos como éste se repiten cada noche alrededor de los principales sectores gastronómicos y de entretención del sector oriente de Santiago.
Los estacionadores ilegales, o informales, aquellos que cobran entre mil y dos mil pesos a los automovilistas cuando recién se bajan del vehículo y luego se olvidan de cuidar el auto, se han transformado en motivo de preocupación para los municipios y las policías debido a que los conductores, y también los vecinos, reclaman porque prácticamente se ven obligados a pagar para evitar que sus autos resulten dañados.
Si bien pueden ser encontrados hasta en Santiago centro, es en el sector oriente en donde abundan.
En Providencia, Carabineros tiene empadronados a cerca de 200 en su territorio, principalmente en ocho puntos de alto tránsito durante las noches, mientras que en Ñuñoa la policía ha catastrado a un centenar, principalmente alrededor de la plaza Ñuñoa.
Llegan poco antes de las 21 horas y se quedan hasta después de las 4 de la madrugada.
Según la municipalidad de Providencia, la mayoría gana cerca de 300 mil pesos al mes, pero los más avezados logran duplicar esa cifra. En Ñuñoa, el jefe de seguridad del municipio, Óscar Cañón estima que logran juntar poco más de 300 mil pesos en 30 días.
El comisario (s) de la 19º comisaría de Providencia, capitán Cristián Guerra, explica que “estas personas incurren en una falta a la Ley de Tránsito, por aparcar vehículos sin tener permiso para ello, pero sólo los podemos multar. La actividad que realizan no es un delito y por lo tanto no los podemos detener”.
Podrían ser apresados si la policía los sorprende in fraganti dañando un vehículo estacionado o amenazando explícitamente a una persona, pero los estacionadores son hábiles y saben que Carabineros no los puede detener por decirle a un cliente “si no me paga no me hago responsable por lo que le pase a su auto”.
Además son escurridizos. Se mueven constantemente entre los sectores más lucrativos (Bellavista y Manuel Montt, por ejemplo) y desaparecen rápidamente cuando algún cliente o vecino intenta denunciarlos a los equipos de seguridad municipal o a Carabineros.
Según la policía, permanentemente los multa. Cuando la falta es reiterada o no pagan las infracciones entonces un juzgado de policía local puede dictar una orden de aprehensión, pero para entonces probablemente ya han emigrado a otra comuna.
También se les controla la identidad. Así Carabineros aprovecha de sorprender a algunos sin su carnet y detenerlos, aunque sea por una noche.
“La seguridad es responsabilidad de todos, tanto de la policía como de los ciudadanos. Por eso insistimos en que la gente nos avise y denuncie a estas personas cuando son agresivos, o cuando los sorprendan amenazando a la gente, o robando y destruyendo vehículos”, afirma el comisario (s) Guerra.
En tanto, el jefe de seguridad de Ñuñoa, Óscar Cañón, explica que “esperamos disminuir al máximo este problema con la futura construcción de los estacionamientos subterráneos en la plaza Ñuñoa (detrás del edificio municipal) y la transformación de las calles circundantes en un boulevard que no admitirá automóviles después de las 18 horas.
Vecinos se querellan
En los últimos meses el municipio de Providencia se ha hecho parte de querellas de tres vecinos de las calles Román Díaz y Antonia López de Bello, contra tres estacionadores ante el 8º juzgado de garantía por amenazas y daños.
Carlos Valdenegro, presidente de la junta de vecinos Nº 12 de Providencia, explica que a comienzos de diciembre llegó al sector de Román Díaz con Providencia un estacionador que constantemente estaba borracho e insultaba a la gente. Un día se encontró con uno de los directores de la junta de vecinos, lo agredió y lo amenazó de muerte. Personas que vieron el incidente llamaron a la policía y el agresor fue detenido. Hoy es uno de los que enfrenta una querella.
“No somos discriminatorios. Entendemos que varias de estas personas necesitan dinero, pero tampoco vamos a aceptar que abusen de la gente”, dice Valdenegro.
Dejaron su auto al cuidado de estacionadores ilegales:
MARCELA PAZ
González dejó su auto en Mallinckrodt con Antonia López de Bello, en el barrio Bellavista.
“Yo tenía guardado el auto en otra parte, pero después de las 20.00 horas empiezan a cobrar, así es que me lo traje para acá. Me cobran mil pesos por todo el rato que quiera dejarlo. Me iban a cobrar más, pero uno llega a un acuerdo con ellos. Me da un poco de susto dejarlo con ellos, uno desconfía, pero es más económico”.
LORETO LÓPEZ
dejó su auto en Bellavista con Alberto Reves.
“A veces da susto, y uno por eso mismo les da la plata. Por suerte, nunca he tenido problemas y siempre me han cuidado el auto. Igual hay gente a la que si tú no le quieres pagar, te tiran algo al vehículo o te lo rayan. Entonces, uno no sabe qué hacer, porque ¿cómo confías en alguien así? Ahora me cobraron mil pesos, pero se los pago cuando vuelva”.
RAFAEL RAMOS,
dueño de bar.
“En calle Bellavista no hay estacionadores oficiales, entonces obvio que van a llegar los ilegales. En general, la gente que trabaja en el sector es conocida y súper honesta. Lo malo es que ya en la madrugada llega gente de otros lados, y ahí es más complicado. Ellos son más frescos y tratan de cobrar más plata, ni cuidan los autos y después cobran. Para uno que tiene un local es complicado”.
CRISTIÁN GALLARDO,
administrador de restaurante.
“Yo dejo el auto al cuidado de estos estacionadores ilegales, porque en este sector (de calle Dardignac), adonde viene mucha gente el fin de semana, no hay estacionamientos. Deberían hacer un edificio de estacionamientos, y se evitarían problemas. Al final, uno no sabe si dejarlo donde te cobran caro o con estacionador ilegal, que cobra menos, pero hay más riesgo”.
Foto de: José Molina