Villa San Luis y Nueva las Condes, el conflicto bajo el lente del Mercado
Autores: Lucas Vásquez y Felipe Vera
Curso: Ciudad, Territorio y Medio Ambiente II
Prof: Iván Poduje; 2do semestre 2008
P. Universidad Católica de Chile
Las tensiones entre el Mercado y la Sociedad civil han de esperarse en cada proyecto urbano que se proponga, sin embargo cuando a estos agentes les sumamos la preexistencia de vivienda social más el inminente desarrollo inmobiliario en uno de los sectores más caros en términos de precio de suelo de la capital, el conflicto crece aún más. El siguiente paper de Lucas Vásquez y Felipe Vera producido en el marco del ramo de urbanismo CTMA2, muestra una de las perspectivas poco analizadas a la hora de ver el éxito del plan de revitalización urbana de Nueva Las Condes.
Imagen muestra el terreno original del Fundo San Luis (por BM)
El Fundo San Luis es un terreno de 153 hectáreas, ubicado Av. Kennedy como límite Norte hasta Los Militares por el sur, y entre Américo Vespucio hasta Nuestra Señora del Rosario limitando por el costado oriente. Dado el crecimiento y transformación de Santiago, este terreno comenzaba a aumentar su precio rápidamente, con altas expectativas económicas.
El caso de la Villa San Luis explicita lo multidimensional que puede ser el desarrollo de un proyecto urbano.
Un poco de historia
En 1970 el terreno es expropiado por la CORMU (Corporación de Mejoramiento Urbano), y se construye un proyecto de escala municipal, el cual incluía edificios inmobiliarios, centros comerciales, áreas recreativas y vivienda social, cuya finalidad era llevar a la gente socialmente vulnerable a un sector que ayudara a sacar de ese contexto a éstas familias. Ese mismo año comienza la construcción de bloques habitacionales, bajo el gobierno de Allende, lo que venía a consolidar un proyecto surgido bajo el gobierno de Frei Montalva.
Este proyecto tenía un carácter netamente racionalista e incluía un 70% de espacios públicos (104.3 ha) v/s un 30% de terreno edificado. El proyecto se estructuraba a partir de 3 paños mayores:
– un sector de vivienda de clase media-alta que, si bien estaba planificado, dejaba en manos del sector privado su construcción y posterior venta
– un paño de vivienda social
– el parque araucano como mediador de ambos bloques edificados.
En 1976, con cerca de 5000 personas viviendo en lo que era la Villa San Luis de Las Condes, el Gobierno Militar decide desalojar la Villa aduciendo su ocupación como ilegal. La expulsión de las familias se llevó a cabo entre 1976 y 1979. Dicho desalojo según diversas fuentes fue violento y sin aviso.
Luego del desalojo, el Gobierno Militar deja las viviendas a cargo del SERVIU, las cuales luego son cedidas a los Militares. Pasaron los años y estos terrenos se liberaron para el tipo de actividad que la normativa vigente dispusiese.
El Gobierno de Chile en el año 1996 vende la totalidad del terreno, junto con la vivienda social a la Inmobiliaria Parque san Luis, por la suma de 89 millones de dólares de la época.
Dinámicas de crecimiento
Durante el período en que sucedieron todos estos hechos el precio de suelo de éste sector comenzó a elevarse rápidamente, debido a las dinámicas de crecimiento de la ciudad y por estar en el eje exacto del desplazamiento de la cuña ABC1. Las fuertes diferencias ideológicas de los gobiernos involucrados hicieron que el nivel de participación de los diferentes actores cambiara radicalmente. Finalmente, mediante la gestión del Gobierno Militar, se terminó aislando a la Sociedad Civil, dejando el terreno en manos del Mercado, lugar donde el Estado debía fiscalizar y normar.
Así, gracias al traspaso del terreno a manos privadas y lo permisivo del plan regulador para el sector, éste se convierte en el complejo “Nueva las Condes”, que consiste en un sector consolidado que incluye:
– 28% como centro de negocios (49.14 hás), compuesto por oficinas, un mall, hoteles etc
– 55 % de vivienda en altura (98.4 hás)
– 17% de área verde (25 hás).
A pesar de que esta inmobiliaria encarga a la consultora URBE la elaboración de un plan de urbanización del sector (que incluía una laguna artificial y un eje norte-sur que pretendía mediar el choque entre lo edificado y el parque), éste no es tomado en cuenta, y el sector es loteado y edificado.
La vivienda en altura se edifica lo más rentable posible, por lo que su calidad de diseño se ve mermada; y los edificios corporativos invierten el dinero en crear esta “imagen corporativa” en su fachada, siendo el espacio público el intersticio entre el edificio construido y el terreno adyacente y pensado bajo esta ley (plazas duras de carácter “corporativo”). Así, en general, cada edificio surge como una “isla” que no toma en cuenta al conjunto y que “aterriza” en el sector.
Edificios de Nueva las Condes
Las presiones del “Regulador”
Hoy en día el lugar donde se encontraba el Fundo San Luis, donde luego se ubicó vivienda social, se ha transformado en un fuerte polo de desarrollo económico e inmobiliario. El sector es considerado uno de los lugares con mayor precio de suelo de toda la ciudad de Santiago.
Lo anterior no significa un problema específicamente para las familias que aún viven en lo que quedó de la Villa San Luis, si no fuera por un plan regulador tan flexible para el lugar, en donde se restringe poco a las construcciones nuevas y que no deja ningún beneficio para la gente que efectivamente habita el sector, viviendo día y noche ahí.
Sobreponiendo el plano actual, con el plano del Plan Regulador de las Condes, vemos como la normativa permite que donde están ubicados los actuales bloques de la Villa San Luis se pueda construir edificaciones de gran altura. Esto muestra un futuro no muy auspicios para las familias, que llegado su momento deberán ceder ante las fuertes presiones del mercado por tener esos terrenos para construir de manera eficiente.
Aún cuando los actuales vecinos de la Villa San Luis ha reclamado por los problemas que traen éstos bloques de viviendas abandonados, la única posible solución que se les entrega es que pueden optar a fondos para postular a viviendas en otros sectores de la capital.
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