Vecinos en pie de guerra por puente en Villarrica
Por el viaducto, que costó $2.590 millones, circulan vehículos desde diciembre generando tacos de hasta 27 kilómetros en el ingreso de la ciudad. Por Bernardita Aguirre Pascal
Si va a la zona de los lagos de la Novena Región, al llegar a Villarrica se topará con un taco. El causante: el nuevo puente de la ciudad, que se ha transformado en un verdadero embudo para quienes van hacia Villarrica, Pucón, Lican Ray, Coñaripe, Loncoche y la ruta internacional a Argentina.
“Hay gente que se ha demorado dos horas en salir de Villarrica hacia Temuco en un fin de semana”, explica el presidente de la Corporación de Desarrollo de Villarrica, Rolf Kostner.
“El 8 de febrero había un taco de 27 kilómetros”, dice el comerciante de la ciudad, Gustavo Wachtendorf y “hay riesgo de accidentes”, agrega Víctor Durán, concejal del PRSD.
“Cuando llegué el viernes 23 de enero a las 10:00 de la noche me topé con la sorpresa. Había un taco fenomenal porque un camión que venía de Villarrica intentaba entrar al puente y con la cola bloqueaba el paso de los que íbamos hacia la ciudad”, cuenta Juan Eduardo Errázuriz, veraneante de la zona.
La comunidad está indignada con el puente que les construyó el MOP.
Temen por la seguridad de la infraestructura ubicada en plena desembocadura, una zona de curvas antes y después del puente genera tacos y hay riesgo de accidentes. Se hacen pocas las angostas vías de circulación que están apretadas por dos ciclovías, y además, no se pudo realizar toda la vialidad circundante porque una de las calles pasaba sobre las ruinas de la fundación de la ciudad. (Ver recuadro).
A los vecinos les cuesta entender en qué estaba pensando el MOP cuando escogió el lugar y el diseño del puente, sobre todo considerando que ellos plantearon alternativas. “Hace cuatro años trabajamos junto al alcalde Erwin Gudenschwager y propusimos al MOP un puente aguas abajo del Toltén para generar un corredor por atrás de la ciudad”, explica Horacio Rodríguez, arquitecto veraneante de Villarrica que participó en el diseño del proyecto.
Éste contó con el apoyo de ilustres vecinos, como Arturo Alessandri, Ricardo Claro, Gustavo de la Cerda, Patricio Guzmán, Edmundo Hermosilla y Juan Eduardo Errázuriz. Algunos de ellos incluso estaban dispuestos a donar terrenos para hacer el camino.
“En el MOP recibieron la información, dijeron gracias y no nos hicieron caso para nada”, recuerda Errázuriz.
El ministerio justifica la actual ubicación del viaducto porque se priorizó su connotación turística. “Es la entrada a la zona lacustre, y por eso se eligió este lugar y diseño, que tiene una panorámica al volcán y al lago”, explica Alfredo Vallejos, seremi de Obras Públicas de la IX Región.
La comunidad no niega la linda vista que hay desde el puente, pero reclama por su diseño y mala conectividad, lo que dicen es consecuencia de que se trabajó a sus espaldas.
“En el ministerio fueron muy violentos; nosotros como municipio de Villarrica quisimos participar, pero nos fue negada la posibilidad”, se queja Leticia Gallardo, concejala UDI.
Buscan soluciones
Ahora que el puente está construido, los vecinos siguen con la intención de dar soluciones. En enero, cuando empezaron los tacos, propusieron rehabilitar el puente antiguo, pero el lugar se había transformado en un paseo peatonal y memorial a los detenidos desaparecidos, por lo que se descartó y se optó por cambiar el tránsito en algunas calles.
Hoy plantean suprimir una de las ciclovías y ampliar la calzada, alternativa que el MOP estudia.
Paralelamente, la Corporación de Desarrollo de Villarrica, a petición del municipio, elabora junto a la Cámara de Comercio y Turismo y la Asociación de Arquitectos una solución vial más definitiva. Ésta necesariamente implicará expropiar terrenos, ampliar vías y más gastos, con lo que el costo final del puente sigue subiendo.
El diputado por la zona, René Manuel García (RN), explicó que el puente en un comienzo costaría $1.300 millones, luego se superaron los $2.500 millones y los nuevos arreglos de seguro costarán al MOP varios millones más.
A largo plazo, los vecinos insisten en que la solución definitiva es un nuevo puente aguas abajo del Toltén que lleve el tráfico por fuera de Villarrica y así se termine con el paso de camiones por la ciudad, los que hoy amenazan con interrumpir la costanera que está en construcción.
Las incómodas deficiencias
Una doble curva y un camino de alto tráfico empalman con la carretera muy cerca del ingreso al puente.
Tiene sólo dos vías de circulación vehicular muy angostas y dos ciclovías que empiezan y terminan en el puente. El MOP estudia eliminar una ciclovía y ampliar la calzada.
Una curva cerrada conecta con la ciudad dificultando el viraje de camiones. El MOP dice que se pensó así para disminuir la velocidad, el viraje de vehículos pesados se solucionará cuando saquen la ciclovía.
La vialidad de la ciudad no se mejoró con el puente y hoy recién se estudia un proyecto. “Si esperábamos que se solucionara el tema urbano, todavía no tendríamos puente”, dice el seremi de Obras Públicas, Alfredo Vallejos.
La obra desemboca justo al costado del sitio arqueológico de Villarrica, lo que impidió ampliar una calle considerada en el anteproyecto y afecta la vialidad. Para el MOP la ubicación era la mejor.
Está en la desembocadura hacia el río Toltén, lo que pondría en riesgo sus terraplenes incluso el concejal Víctor Durán presentó un recurso de protección en tribunales por el tema. El MOP chequeó las bases y “revisamos punto a punto la estructura con especialistas y no hay problemas”, dice Alfredo Vallejos.
Foto de: Mario Quilodrán