Farmacias, Ciudadanía, y un grito desesperado por justicia


762146705_portada.jpg

Según un diccionario de economía, un Cartel puede definirse como un Acuerdo formal entre diversas firmas que participan en un mismo mercado, con el objeto de fijar políticas conjuntas en cuanto a precios y cantidades de producción. Para que un cartel tenga efectividad es necesario que las empresas que lo integran controlen una proporción sustancial del mercado y que -por cualquier razón- resulte difícil la incorporación de nuevos competidores en el mercado; (…) El objetivo de las firmas que participan en el acuerdo es, naturalmente, la maximización de sus beneficios.

Desde hace algunos meses que veníamos escuchando de las acusaciones a Farmacia Ahumada, Cruz verde y Salcobrand, (que juntas, controlan más del 90% del mercado farmacéutico en el país), por estar coludidas, fijando precios más altos que los de mercado, de manera coordinada y secreta. Muchos aseguran que la razón que dio origen a este cartel fue que al aumentar el número de farmacias tanto (como la mayoría hemos notado encontrándolas por montones en cada esquina) se sobrepasó el volumen óptimo del  mercado, por lo que el número de locales comenzó a hacer que el negocio no fuese rentable. Otros, aseguran que se trató de una desesperada manera de revertir los números rojos obtenidos debido a la incansable Guerra de Precios en que enfrascaron las propias cadenas.

“Las tres requeridas deciden poner fin a la guerra de precios, del modo en que tradicionalmente culminan las guerras. Pactando la paz. Pero no cualquier paz. El sólo término de las agresiones no los resarciría de las pérdidas sufridas. Para ello sería necesario alzar los precios significativamente, desde luego, en los productos que más bajaron durante la guerra”. Explica Enrique Vergara, abogado de la Fiscalía Nacional Económica.

Independiente del origen, la colusión, -que salió de manera evidente a la luz pública cuando Farmacia Ahumada decide presentar pruebas contra ella misma y su competencia con tal de ahorrarse varios millones de dólares en el juicio- ha provocado numerosas reacciones por parte de los ciudadanos. Y es que no es para menos cuando estamos hablando de salud, y de 222 medicamentos con sus precios inflados en lo que podríamos denominar un monopolio compartido.

Hemos observado cómo ciudadanos se organizan ante demandas urbanas de diverso tipo; en este caso, sin ser una demanda vinculada a la construcción de infraestructura o cambios en un plan regulador, la sociedad civil sale a la luz con un descontento claro: se siente estafada con algo que duele más que cualquier cosa, su salud.

Nicolás Carvajal es el propulsor de una iniciativa para fomentar el consumo en farmacias “no coludidas”, farmacias de barrio que no sean parte de estas 3 grandes cadenas como parte de un “reproche no violento”. Para esto, elaboró un mapa con más de 165 farmacias georeferenciadas, con el fin de que “las cadenas de farmacias sufran una pérdida en sus resultados”, como declaró a LUN hace algunos días, luchando incluso con el “atributo de buena localización” de las grandes cadenas. Para acceder a este plano, basta entrar a maps.google.com, situarse sobre la ciudad o barrio que se quiere consultar, y escribir en el buscador “farmacias no coludidas”.

146923415_farmacias1.jpg

La semana pasada 200 personas manifestaron frente al Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, durante una reunión con representantes de las tres cadenas; diversas instituciones se presentaron ahí, como los estudiantes químico farmacéuticos de varias universidades, y la Fundación Chile Ciudadano

, con incluso acusaciones al Sernac por el débil castigo que se estaría planteando para las farmacias.

Así mismo, en otro acto de reproche no violento, los propios ciudadanos organizaron un complot para que el pasado 7 de abril nadie comprara en estas 3 cadenas, publicitado principalmente a través de Facebook y vía mail. Incluso, durante los últimos días, la bancada del PPD presentó un proyecto de ley para incorporar una norma penal a quienes vulneran las leyes de libre competencia, con el fin de asegurar castigos severos ante este tipo de faltas.

1971914006_iconos.jpg

Y es que no podemos permanecer impávidos ante esta situación. Si en los últimos 10 años hemos aprendido a consolidar una sociedad civil cada vez más fuerte y capaz de reclamar por lo que no le parece, y lentamente a proponer aquello que cree mejor, ante el escandaloso caso de las farmacias, en el que incluso Piñera se ha visto envuelto, no podemos sino manifestarnos. Algo de eso es lo que hay aquí.