"Sendero de Chile" se reinventa con privados
A diez años de su inicio, se suman operadores en diversos tramos. Nuevo plan en ejecución considera inversión de US$ 250 millones. Por Iván Fredes
Chile a pie, también montado en bicicleta o a caballo. Esa es la idea. Recorrer el país a lo largo y ancho, conectando 8.500 kilómetros del llamado “Sendero de Chile”.
Desde el Salar de Surire, en el altiplano nortino, hasta las Torres del Paine, en la zona austral. De mar a cordillera. Cruzando desiertos, valles, bosques, lagos, volcanes, glaciares, hasta la pampa magallánica. Y a lo largo de sus recorridos, 800 estaciones o ciudadelas, una especie de microhoteles para 30 personas, en donde podrán pernoctar, recuperar fuerzas y seguir caminando.
La idea luce atractiva. Más aún si se agregan señaléticas, miradores, paraderos. Es el desafío que tiene ahora el proyecto de ecoturismo, que busca reinventarse con la llegada de operadores privados.
Fue en mayo del año 2000 cuando el Gobierno lanzó la idea para que en el Bicentenario una franja longitudinal y un camino peatonal de 8.500 kilómetros unieran el país de un extremo a otro, teniendo como organismo ejecutor a la Comisión Nacional del Medio Ambiente.
Sin embargo, sólo se han habilitado 1.600 kilómetros, y por ello el Gobierno, tras observaciones formuladas por la Dirección de Presupuestos (Dipres), decidió reformular la iniciativa original para darle viabilidad y sustentabilidad técnica, económica y social con un nuevo modelo de gestión.
Así lo plantea el gerente de “Sendero de Chile”, Sebastián Infante, quien encabeza el equipo que reformuló el plan multisectorial para transformar la iniciativa en un megaproyecto ecoturístico y de educación ambiental público-privado, que pretende estar completamente ejecutado en un horizonte de 30 años.
En ese marco, ahora el proyecto no es tan sólo un sendero longitudinal, sino que incluye tramos transversales y hasta circulares, estableciendo al menos múltiples tramos o recorridos de hasta 30 kilómetros, con portales de acceso y salida, los que serán operados mediante una alianza estratégica con propietarios de caminos, operadores turísticos privados y las comunidades locales.
Y el “Sendero de Chile”, ya inscrito como marca comercial, pretende que sus asociados paguen un royalty para su explotación, debido que podrán ofrecer un producto único, con sello de calidad, que podría atraer a unos 500 mil visitantes cuando esté en operación plena, tras una inversión estimada de US$ 250 millones.
El “Sendero de Chile”, que pronto se convertirá en una fundación de derecho privado, como la Conaf, será la encargada de gestionar los recursos nacionales, públicos y privados y de la cooperación internacional, para -a partir del próximo año- continuar con la habilitación de los distintos tramos e iniciar la construcción de las primeras ciudadelas o pequeños albergues para que los visitantes, que demorarán entre dos y siete días en recorrerlos, puedan pernoctar y alimentarse antes de reiniciar la marcha.
Uso público
“El sendero será de libre acceso, cualquier persona podrá recorrerlo, pero si ocupa esos servicios deberá pagar a los operadores (propietarios que ceden servidumbres de pasos por sus propiedades, agentes que ven sus tramos y la comunidad local que ofrece servicios), con la idea de darle sustentabilidad financiera”, explica Infante.
Centro de montaña
El “Sendero de Chile” contempla inaugurar el próximo año su primer centro de montaña en los contrafuertes cordilleranos de Santiago y continuar hasta el 2015 al menos con 21 recorridos completos en ocho regiones, con 70 ciudadelas (albergues) y 20 estaciones educativas (centros de información), que esperan recibir unas 30 mil visitas anuales con ventas por US$ 10 millones.
“La idea es completar el proyecto con la habilitación total del sendero y la construcción de 800 ciudadelas, además de la infraestructura complementaria que permita a los chilenos y extranjeros conocer el país a pie”, enfatiza Sebastián Infante.