El calentamiento global provocará cambios radicales en el uso del suelo sureño
(El Mercurio, 06/05/2009)
Disminuirán las lluvias en la zona central, pero un clima más benigno aumentará el rendimiento agrícola y forestal a partir del río Biobío.
Cultivos de pino insigne a gran escala en la Araucanía y Valdivia o de trigo en Palena, junto al parque Pumalín, hoy parecen fuera de lugar, pero podrían ser posibles en cuarenta años más a la luz de los modelos predictivos del impacto del cambio climático en Chile.
Ayer Sebastián Vicuña, encargado para Chile del Estudio regional de la Economía y Cambio Climático, presentó en un seminario de la Cepal el panorama actualizado de estas proyecciones.
Reconoció que el panorama es incierto, que hay modelos que proyectan ciertos cambios y otros no, pero la mayoría coincide en que habrá una disminución de las precipitaciones en Chile central pero esto, junto con el alza de las temperaturas, hará posible que hacia el sur los suelos permitan usos agrícolas que hoy son impracticables.
Así, los rendimientos del trigo se incrementarán del Maule al sur, favoreciendo su cultivo, como también el de frutales y vides en zonas donde hoy no existen, como las regiones de los Ríos y de los Lagos.
Los que la pasarán mal serán los cultivos permanentes y dependientes de un riego constante debido a la disminución de agua disponible, especialmente en la zona central. Para el Río Maipo, mostró, se prevé que el caudal máximo podría bajar desde los 170 metros cúbicos por segundo actuales a no más de 60.
Cambio de rumbo
Vicuña proyectó también un fuerte impacto para la generación hidroeléctrica, especialmente en las cuencas del Maule, Laja y Biobío, que proveen casi la mitad de la energía al sistema central. La actual zona de bosques nativos de la Araucanía y los Lagos pasará a transformarse en atractiva para el cultivo de pinos. La gran interrogante es cómo reaccionarán los empresarios que hoy incluso han optado por transformar sus propiedades en áreas protegidas privadas. “Ese es un costo de la adaptación y lo estamos evaluando. Si se quiere preservar la biodiversidad como una política, el costo será comprar esa tierra cuyo precio hoy es ‘x’ y mañana puede ser el doble”.
De todas formas, prevé una gran presión por el cambio de uso de suelo, que entrará en colisión con otros intereses, como la preservación de las especies. Adelantó que tendrá nuevos estudios sobre el escenario a corto plazo en diciembre.
El trabajo lo impulsan la Cepal, el gobierno británico y organismos de los distintos países de la región.