Propuesta de la Alianza para el Transantiago
(La Nación, 14/05/09)
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El bloque RN-UDI se ha abierto a dar subsidios. Esto daría la razón al Ejecutivo en que un transporte público moderno y eficiente requiere de subvención.
La alianza de derecha -reestrenada como Coalición por el Cambio tras el arribo de dos ex figuras del PPD- ha debutado proponiendo una reforma del Transantiago. Si bien la oferta hecha al Gobierno fue utilizada como una actividad más de campaña del inversionista Sebastián Piñera -que incluyó su mediático viaje en bus en un recorrido que no le servía para regresar a su oficina-, ella contiene elementos que podrían configurar un nuevo escenario de diálogo entre Ejecutivo y oposición.
Así ha sido entendido en diversos niveles vinculados al asunto. En éstos se subraya que los costos políticos de la conflictiva política pública ya han sido absorbidos por el actual Ejecutivo y por el propio ex Presidente Ricardo Lagos, hechos políticos a los que se suma que las enmiendas al Transantiago a partir de la asunción del ministro René Cortázar han permitido una mejoría sustantiva del servicio. Estas realidades objetivas han dejado un margen reducido para que el bloque RN-UDI obtenga ventajas.
En este sentido, la reconstrucción de un espacio de negociación Gobierno-oposición resulta fundamental. La proyección de financiamiento del plan es incierta: el Tribunal Constitucional ilegalizó el préstamo del BID y en 2008 la derecha rechazó la fórmula construida sobre la base de un subsidio permanente de carácter nacional y no sólo metropolitano, razón por la cual el modelo está sostenido con recursos de emergencia proveídos por el 2% constitucional. Sin embargo, este mecanismo por definición es transitorio.
La derecha frente a esta situación recomienda la creación de una autoridad de transportes independiente, un nuevo diseño de recorridos -introduciendo mayor competencia-, un fondo de compensación a regiones y la emisión de un bono soberano a quince años para cubrir los déficits acumulados y los estimados hasta 2014, así como para nuevas infraestructuras. Esta opción es, sin duda, la modalidad más novedosa, aunque es evidente su criterio electoral; en efecto, la Alianza aspira a garantizarse un esquema económico estable en la eventualidad de llegar al Gobierno en 2010. De hecho, la oposición plantea que el gasto no sea contabilizado para efectos de la regla de superávit estructural, con el propósito de que la próxima administración libere fondos para fines sociales.
La interpretación del titular de Transportes es que el bloque RN-UDI se ha abierto a un subsidio permanente, lo que marcaría un viraje relevante y daría razón al Ejecutivo, cuya posición es que sistemas eficientes y modernos de transporte público demandan de subvenciones. Los partidos de la Concertación, a su turno, han sostenido que después de dos años de críticas, la derecha apenas ha reformulado ideas adelantadas por el Gobierno. Incluso esta percepción la comparte el grupo transversal de expertos que hace meses propuso un paquete de cambios a Transantiago. Los datos disponibles son representativos de que la fórmula de la derecha sólo es un punto de partida.