GNL y contaminación
(El Mercurio. 18/05/2009)
Editorial
Todos los años en esta época, la contaminación atmosférica se transforma en noticia. En particular, crea ahora interés el que los índices de contaminación no se hayan reducido hace algunos años, y más bien tiendan a aumentar. Tras la entrada del gas natural argentino, hubo un período en que la conversión de las industrias a este combustible redujo las emisiones. Posteriormente, la interrupción del suministro argentino hizo que industriales y plantas de generación eléctrica instaladas en Santiago tuvieran que volver a usar diésel y fuel oil, por lo que los índices han retrocedido.
La llegada de gas natural líquido a Quintero, en julio próximo, ha extendido la idea de revertir este proceso, mediante una nueva reconversión de industrias y generadores eléctricos a un combustible más limpio. La ministra del Medio Ambiente ha declarado que estos emisores de contaminantes estarán obligados a usar GNL apenas esté disponible, y que se impondrán las máximas multas a los transgresores. En algunos casos dispone de las herramientas legales, pues el permiso de instalación de la central Nueva Renca en la saturada cuenca de Santiago estipula el uso de gas natural. Esta limitación se levantó ante la emergencia energética de los últimos años, permitiéndosele quemar otros combustibles, pero con la nueva disponibilidad de GNL la planta debería volver a encuadrarse en su permiso original.
No obstante, hay inconvenientes para adoptar esta medida. Los contratos actuales de la planta con sus proveedores no dejan espacio suficiente para suministrar a toda la eventual demanda. Los industriales, luego de su experiencia de conversión a gas natural y reconversión a diésel son comprensiblemente renuentes a comprometerse otra vez, a menos que el suministro esté asegurado.
Por su parte, los propietarios del terminal de GNL tienen que asegurar contratos de largo plazo, que les permitan garantizar el suministro a los usuarios, pero también ellos son reacios a comprometerse por largo plazo si no tienen asegurada la demanda. En consecuencia, el período de transición actual requiere flexibilidad de la autoridad medioambiental, de manera de facilitar la coordinación entre las partes de este proceso, sin por eso favorecer a ninguna de ellas en especial.
El problema de la contaminación, sin embargo, no se resuelve sólo con estas medidas. En particular, urge actuar sobre la mayor fuente de contaminación actual: los camiones en la ciudad. De otro modo, se seguirán tomando medidas ineficientes como la restricción vehicular, cuya gran ventaja es que tiene un bajo costo político.
Urge actuar sobre la mayor fuente
de contaminación actual:
los camiones en la ciudad.
De otro modo, se seguirán tomando medidas ineficientes, como la restricción vehicular.