Cuatro claves del patrimonio cultural
(El Mercurio, 24/05/2009)
El escenario que espera a la nueva institucionalidad propuesta por la Presidenta. Por Romina de la Sotta Donoso.
Hace cinco años, la palabra patrimonio solía remitirse a las finanzas. Lo comprueba un barrido por los diarios: en cultura sólo se asoma con la designación de Valparaíso, en 2004, como Patrimonio de la Humanidad.
A días de que la Presidenta Michelle Bachelet envíe al Congreso la ley que fundará el Instituto del Patrimonio, y a una semana del Día del Patrimonio ( www.diadelpatrimonio.cl), revisamos las tendencias que animan la puesta en valor de nuestro acervo.
La unión hace la fuerza
1 Hasta hace poco, el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) identificaba y estudiaba los bienes que merecían ser protegidos a través de la declaratoria de Monumento Nacional. Pero hoy son los vecinos quienes elaboran los expedientes de sus barrios, con la esperanza de que el CMN los designe como Zona Típica. Así sucedió con el Barrio Yungay, y sus 2.300 firmas, entre otros.
“En los últimos años, había un promedio de 18 a 20 declaratorias anuales. Ahora superamos las 40”, comenta Nivia Palma, vicepresidenta del CMN. Lo confirma Óscar Acuña, secretario ejecutivo de la entidad: “El aumento de las zonas típicas ha sido geométrico. Actualmente no sale gratis afectar un bien patrimonial, como puede haber sido hace diez años, que no había una sanción de carácter social, más allá de la legal”.
El tema se desplegó por la sociedad. “Hace pocos años, esta discusión estaba reservada para algunos eruditos inalcanzables y autoritarios. Pero ahora el tema está en el ámbito público”, exclama el arquitecto Jorge Atria, profesor de la U. Central. Lo secunda Mariana Vergara, directora de Fundación Chile Patrimonial: “Hoy la gente pide participar en las decisiones sobre qué se va a hacer en temas de patrimonio, y existen nuevos gestores que son producto de la propia comunidad. En San José de Maipo, por ejemplo, los vecinos protegen el patrimonio ferroviario, y han nacido unidades especializadas en varios hospitales. Hoy los actores son locales”.
Latir que, según Amaya Irarrázaval, presidenta de Identidad Patrimonial, las autoridades no perciben: “Siento que el Estado está tratando casi como un monopolio de trabajo el tema del la conservación del patrimonio”.
Además, existe una piedra de tope para que la voluntad ciudadana se vuelva realidad: desde que el CMN vota una declaratoria, hasta que ésta se publica en el Diario Oficial y con ello entra en vigencia, suelen pasar dos meses. Tiempo en que la realidad puede cambiar. Sucedió en “Emilio Delporte”: entre que se declaró Zona Típica y se publicó, la Municipalidad de Providencia aprobó un anteproyecto de un edificio de siete pisos. El asunto está en la Corte de Apelaciones. “Vale la pena defender nuestro derecho. Por último, podemos llegar a un acuerdo y lograr una altura con la que el barrio pueda convivir”, admite Paula Jiménez, líder de los vecinos.
Palma confiesa que “ha habido políticas distintas de los municipios. Santiago trabajó con nosotros en Yungay y no autorizó proyectos durante ese tiempo. No fue la misma actitud que tuvo Providencia”. Acuña va más lejos: “Falta una norma legal que determine que, en virtud de una solicitud ya presentada al Consejo, se suspendan las autorizaciones, por un tiempo razonable. Hemos propuesto esta modificación a la Ley de Monumentos”.
No hay que ver para creer
2 “El concepto mismo de patrimonio cultural se está desplazando desde ser un objeto valorado, al contexto en que está instalado”, opina Ilonka Csillag, gerenta de la Corporación Patrimonio Cultural de Chile. Atria apoya la idea: “Se han ampliado el espectro y la naturaleza de los bienes valorables, pues la comunidad comprende mejor la condición vulnerable e irrepetible de los testimonios significativos del pasado”. Intangible ya no es sinónimo de abstracto. “Hace diez años, decir que la cueca brava era parte del patrimonio chileno era una barbaridad. Y hoy sigue siendo una herejía decir que es tan relevante la fiesta de Cuasimodo como la Biblioteca Nacional. Y van a pasar diez años más para que validemos igual el curanto que el Museo de Bellas Artes”, remata Palma.
Financiamiento compartido
3 “Años atrás había gran resistencia de los propietarios, municipios o empresas involucrados. Pero hoy ya no se niegan, sino que dicen ‘conversemos'”, revela Palma, y agrega: “Si hay un área de la cultura que recibe aportes de la empresa privada, es justamente la patrimonial. Hay aportes muy significativos en la recuperación de las iglesias en el norte, y la Corporación Patrimonio Cultural ha tenido enormes recursos por parte de privados”. Denuncia que el Estado no hace toda su tarea: sólo regiones como la de Coquimbo y la del Maule invierten grandes recursos en patrimonio. En el caso de bienes fiscales, están las concesiones, explica la ministra de Bienes Nacionales, Romy Schmidt: “Los sitios son entregados en administración, pero no en posesión. Ello permite que se incorporen capitales privados”. Así, por ejemplo, un circuito dedicado a Mistral en Coquimbo o las ex salitreras Humberstone y Santa Laura capturan recursos del BID.
El escollo más grave sigue siendo el tributario. El único incentivo que tiene un propietario de un monumento histórico es que, si no tiene fines de lucro, no paga contribuciones de bienes raíces. Palma es radical: “Quisiera ver, en diez años más, que el propietario de un bien patrimonial tenga una exención tributaria respecto del impuesto territorial, independiente del uso. Y que sus gastos de restauración sean descontados de los impuestos”.
En directo y en la web
4 Hoy se han masificado las rutas patrimoniales, que suelen ser emprendidas por profesores de historia o aficionados. Buenos ejemplos son Álbum Desierto, con completos tours en el norte; y Cultura Mapocho, en Santiago. Se suman los 47 circuitos del programa Rutas Patrimoniales del Ministerio de Bienes Nacionales, cuyas guías se pueden bajar gratis desde su sitio web.
Asimismo, en internet, memoriachilena.cl dispone de centenares de libros chilenos en versión digital, además de grabaciones musicales. Y la U. de Chile también está subiendo su acervo.