"El nuevo escenario que abre Pascua Lama".

(La tercera, 25/05/2009)

Aunque a principios de año hubo una gran preocupación respecto al comportamiento futuro del sector minero debido a los bajos precios de los commodities, en las últimas semanas un moderado optimismo ha invadido a nuestra industria gracias al cambio de tendencia en el precio de los metales y a la recuperación de los mercados. Un claro ejemplo ha sido el anuncio de Minera Barrick de dar inicio a la construcción de Pascua Lama, un proyecto de larga data y con un monto de inversión cercana a los US$ 3.000 millones, que luego de concretarse traerá progreso y desarrollo para el país.
El esperado acuerdo entre las autoridades tributarias de Chile y Argentina para definir los criterios con que se aplicará el Tratado de Complementación e Integración Minera entre ambos países constituye una señal potente en un buen momento.
En gran medida gracias al acuerdo, Barrick ha decidido ir adelante con este proyecto que impactará positivamente en la calidad de vida de la comunidad. El nuevo yacimiento no sólo inicia una senda que podría transformar a Chile en uno de los principales productores de oro a nivel mundial, sino que establece además una efectiva fórmula de enfrentar la labor minera, promoviendo la participación y una relación de beneficio mutuo con la comunidad y estableciendo rigurosos estándares de protección medioambiental, con la supervisión de la autoridad. Más aún: el inédito proyecto binacional ha abierto una nueva ruta de desarrollo en el territorio fronterizo para la actividad minera.
Respecto a esto último, no debemos equivocarnos. El fortalecimiento institucional es el mejor camino para el desarrollo equilibrado y responsable que todos buscamos. Barrick sometió a Pascua Lama a dos estudios de impacto ambiental, con sus correspondientes instancias de participación ciudadana, y a partir de ello decidió tomar todos los resguardos necesarios, como el plan de monitoreo de glaciares y el sistema de medición de la calidad del agua, entre otros.
En ese sentido, como lo hemos señalado en reiteradas oportunidades, la estabilidad institucional es una potente garantía para los inversionistas, particularmente en un sector que requiere cuantiosas inversiones en proyectos que son de larga maduración.
La integración entre Chile y Argentina es de gran valor para el desarrollo de ambos países, favoreciendo la inversión y el consiguiente bienestar de la comunidad. El ejemplo más tangible es Pascua Lama, que constituirá un importante estímulo para otros proyectos transfronterizos. El incremento de las labores de exploración en la zona, con las positivas perspectivas de inversión que ello abre a futuro, es otro de los beneficios que pueden deducirse del reciente anuncio.

Pascua Lama viene a sumarse a la gran inversión privada realizada en el sector minero en los últimos 30 años, superior a US$ 35.000 millones.
Este proyecto constituirá un importante aporte al desarrollo de la minería en Chile, la cual contribuyó en el año 2008 con el 17,6% de los US$ 170.000 millones que alcanzó el PIB, el 59% de las exportaciones del país, y el 22,9% de los ingresos fiscales. Por ello, afirmamos que la minería es el más sólido pilar en que se sustenta el desarrollo económico y social de Chile.

Por Alfredo Ovalle Rodríguez
Presidente de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami)