Puntaje en licencias para conducir
(El Mercurio. 1/06/2009)
Editorial
El caso del conductor de un camión sin revisión técnica, con prontuario por alcohol y que, conduciendo bajo su influencia, mató a cinco personas en tres accidentes consecutivos, podría ser el impulso que permita modernizar nuestras normas del tránsito. Es común que luego de noticias particularmente estremecedoras, como ésta, se proponga una nueva ley. A menudo tales propuestas improvisadas acarrean más problemas que los que resuelven, pero sobre esta materia había ya un proyecto en el Congreso hace años.
La Presidenta anunció el 21 de mayo que se daría suma urgencia a un proyecto de ley que recoge el ya existente. Éste establece un sistema de puntos para las licencias de conducir: los conductores los perderían a medida que cometan infracciones, hasta que, al llegar a cero, no podrían conducir legalmente. Esta idea es interesante y, al parecer, eficaz. España, tras adoptar un sistema similar, registró un fuerte descenso en la tasa de muertos por accidentes.
Siendo el uso del automóvil hoy fundamental en la vida de las personas, el retiro de la licencia es un fuerte disuasivo a conductas irresponsables. Y, contrariamente a lo que suele creerse, nuestra legislación ya es estricta, pues con sólo dos infracciones graves se puede suspender la licencia entre cinco y 30 días. Sin embargo, entre las infracciones graves incluye algunas que difícilmente pueden estimarse tales, como el no respetar los días de restricción vehicular o el conducir un taxi sin taxímetro. Ese rigor de ciertas normas les resta eficacia, pues el juzgador tiende a no aplicarlas, por considerarlas excesivas.
La propuesta de descontar puntos por infracciones podría ser tan eficaz como en España. Los conductores dispondrían de un “presupuesto” de puntos que se consumirían al cometer infracciones. El problema será cómo establecer correctamente los “precios” por las distintas infracciones, de modo que resulten congruentes. Al respecto, podrían retipificarse las infracciones graves, distinguiendo entre aquellas que merezcan sólo un castigo monetario fuerte y otras que, por su riesgo para terceros, justifiquen el retiro de la licencia por acumulación de faltas. Y, a diferencia del sistema actual, los puntos se podrían recuperar si no se cometen infracciones durante un período prolongado, lo que incentivaría el buen comportamiento.
En 2003, la tasa de muertos por accidentes viales por vehículo en Chile fue más de tres veces mayor que en Suecia o Alemania. Esto se debe en parte a factores como las peores condiciones de los caminos, pero un gran porcentaje de los accidentes son producto de infracciones del conductor. Tal vez las licencias con puntajes ayuden a reducir esta cifra a los niveles de los países desarrollados.
En todo caso, este paso debería ser precedido de una intensa campaña informativa y educativa, con amplia difusión de los estudios técnicos en que se base. Su sola imposición paternalista por la autoridad, sin más, sería un mal comienzo y reduciría sus probabilidades de éxito.