Chile busca diversificar el desarrollo de energías alternativas
(El Mercurio.5/06/2009)
Por Gabriela Bade M.
Generar nuevas fuentes de energía es prioritario para enfrentar el cambio climático. Ya hay plantas eólicas y de biomasa; ahora vienen las solares y, más adelante, las marinas.
Desde el año 2007 y hasta 2011 deberían iniciar sus funciones 20 plantas de generación de energía alternativa en Chile, según un informe de la Comisión Nacional de Energía. La suma de la electricidad que producirán alcanzará 235 megawatts, un aporte energético pequeño respecto de los 600 megawatts que sólo una gran central hidroeléctrica como Ralco puede ofrecer.
Lo importante por ahora no es la cantidad, sino empezar a diversificar la matriz energética del país, aunque sea en mínima escala. Es la opinión de Sergio González, Eduardo Sanhueza y Raúl Morales, tres expertos que, en el día del Medio Ambiente, apuntan a las energías alternativas como una manera de encarar la difícil posición de Chile como país altamente vulnerable al cambio climático.
“La dependencia energética del país y la posibilidad de generación de energía de base renovable es un tema central. Hay una serie de cuestiones en las que tomar decisiones”, asegura Sergio González, miembro del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias.
No es un problema puramente ambiental. Hoy, los países desarrollados están tratando de llegar a acuerdos para propiciar una economía baja en carbono, como explica Eduardo Sanhueza, consultor en cambio climático de la CEPAL. Él está en estos días en Bonn (Alemania) como observador de las negociaciones preliminares que se llevan a cabo con miras al gran encuentro en Copenhague a fin de año, donde se tratará de lograr un nuevo acuerdo mundial para reducir las emisiones contaminantes. Y, en su opinión, Chile tiene que integrarse al plan que regirá a partir de 2012, cuando caduque el Protocolo de Kioto (1997).
“Pero no es una cuestión para nada fácil, poque hay que meter plata al desarrollo tecnológico de energías alternativas. Pero no hacerlo afectará nuestra competitividad”, explica.
De ahí que estén en marcha los 20 proyectos señalados arriba. De esas plantas de generación de energía, tres son de biomasa, 10 son pequeñas hidroeléctricas de paso (que aprovechan cursos naturales de agua), cinco son centrales eólicas y una es una planta de biogás.
Pero hay más donde explorar. “Tenemos la energía solar (zona norte), energía geotérmica (en la cercanía a las fallas tectónicas, y tenemos un territorio rico en esas fuentes) y, en el sur, generación por cambios en los niveles de las aguas marinas”, comenta Raúl Morales, decano de la Facultad de Ciencias de la U. de Chile. “Son más caras que las convencionales, pero son rentables en el largo plazo. Y, por el desarrollo sustentable, tenemos que pensar en el largo plazo”, agrega.
Al ritmo de las olas
La más novedosa de las fuentes energéticas es la relativa a las mareas, o mareomotriz. Y aunque todavía está en etapa de experimentación en Inglaterra y en algunos países escandinavos, en Chile ya se hizo un estudio.
La empresa inglesa Garrad Hassan hizo una preselección de lugares en el país donde la explotación de este tipo de energía es posible. Y su conclusión, entregada en mayo, es que los mejores lugares son el Canal de Chacao, el Golfo de Corcovado, el Estrecho de Magallanes, Ventanas, San Antonio, San Vicente, Coronel, Corral y Puerto Montt.
Pero para eso todavía falta. Antes, viene el desarrollo de centrales de energía solar. Serán dos proyectos en el desierto de Atacama para los que el Ministerio de Energía llamará a licitación en el segundo semestre de este año. Se trata de una granja solar que generará 500 kilowatts de energía eléctrica directamente y una central de concentración solar, que moverá una central termoeléctrica, capaz de producir 10 megawatts.
0,3% del CO2 emitido en el mundo es responsabilidad de Chile.
20% de las emisiones mundiales vienen de la energía eléctrica.
Foto de Sergio González.