Nueva propuesta de puente sobre el Canal de Chacao
(La Tercera. 17/06/2009)
Editorial
Una de las prácticas que ha permitido avanzar hacia la superación de la pobreza es asignar los recursos públicos conforme a estrictos criterios de eficiencia social. Su aplicación evita los “elefantes blancos” que se multiplicaron en las inversiones públicas hechas en otras épocas.
El ministro de Obras Públicas ha anunciado que se ingresará a evaluación técnica y económica un nuevo proyecto para construir un puente de casi 2,6 kilómetros de longitud sobre el Canal de Chacao, destinado a unir físicamente el continente con la isla de Chiloé. Según lo señalado por esa autoridad, este proyecto se justificaría porque un nuevo diseño permite ahorrar hasta 20% de los costos previstos con anterioridad.
Esta iniciativa ya había sido planteada al final del gobierno anterior, cuando el Ejecutivo justificó en forma vehemente la necesidad de ejecutar esta obra. Sin embargo, fue rápidamente desechada en los inicios de la actual administración, debido a que los estudios de evaluación del proyecto revelaron que era claramente ineficiente desde una perspectiva social.
Para que se justificara la enorme inversión planeada en el proyecto anterior -más de US$ 1.000 millones, cifra que se pronosticaba podía aumentar considerablemente fruto de las condiciones del proyecto y de las dificultades para determinar los costos involucrados- se necesitaba un flujo de usuarios muy superior al existente a esa fecha y que sólo llegaría a verificarse en 2050. La conclusión de la autoridad fue que era preferible destinar parte de los recursos a mejorar las condiciones de los transbordadores y destinar el resto a proyectos en beneficio de la comunidad, a través del llamado “Plan Chiloé”.
Ahora se plantea impulsar la obra con un diseño diferente que permitiría un ahorro, al construirse pilares más altos y reducirse la cantidad de acero requerida (y al ser el precio de éste más bajo que cuando se planteó el primer proyecto). Sin embargo, pese a ese eventual ahorro, las cifras contempladas llegan a casi US$ 800 millones. Según el MOP, el peaje podría ser de $ 8.000, es decir, un 10% inferior al costo actual de cruzar el canal en transbordador.
La oportunidad en que se plantea esta propuesta, nuevamente en vísperas de una elección presidencial, y en forma coetánea a un anuncio en tal sentido realizado por el candidato presidencial oficialista, mueve a duda respecto de si se trata de anuncios propios de campañas electorales o si se trata de una propuesta bien pensada en beneficio de la comunidad.
Para que sea considerada en estos últimos términos, es indispensable que se respondan las fundadas objeciones que se realizaron al proyecto original y que en lo substancial persisten respecto de esta nueva propuesta. Estas dicen relación con el alto costo de la obra en comparación con la utilidad efectiva que prestaría a los habitantes de la zona, a su actividad productiva y a la sociedad en general.
Una de las prácticas que ha permitido a Chile avanzar hacia la superación de la pobreza y lograr mayores niveles de desarrollo es asignar los recursos públicos conforme a estrictos criterios de eficiencia social. Esto supone que, ante la natural escasez de recursos, ellos sean destinados a los fines que resultan más provechosos para la sociedad en su conjunto.
La aplicación de esa metodología técnica facilita evitar los “elefantes blancos” que se multiplicaron en las inversiones públicas hechas en otras épocas. Para impedir que esos errores se repitan se requiere rigor en el estudio técnico de los proyectos y disposición de la autoridad a resistir las presiones de quienes tienen intereses diferentes al bien común para llevar adelante las obras. Probablemente, de haberse aplicado esa metodología en forma estricta se habrían evitado pérdidas como las experimentadas con el Plan Trienal en Ferrocarriles y otros proyectos públicos.
Si se trata sólo de un anuncio propio de una campaña electoral, debería ser rápidamente desestimado por el gobierno, porque significaría jugar con las expectativas de una zona que, especialmente en la coyuntura difícil generada por la crisis de la industria salmonera, demanda proyectos serios y consistentes para promover el desarrollo local.