Tour urbano 3.0 para presidenciables
(La Tercera. 21/06/2009)
Manuel Tironi
El tema urbano aún no aparece en la agenda de los candidatos. Pero todo indica que cuando lo haga, confirmaremos la profunda distancia que media entre los candidatos y la realidad cotidiana de millones de chilenos. Al verlos y escucharlos, queda la impresión de que los candidatos tienen imágenes simplificadas de la ciudad, como si ésta fuese sólo fuente de pobreza y sufrimiento o, por el contrario, de consumo y cultura, cuando hay una ciudad, -llamémosle la ciudad 3.0-, en la cual esas categorías tan estáticas e idealizadas están quedando obsoletas.
Si de mí dependiera, invitaría a los presidenciables a un tour por Santiago -la ciudad que mejor conozco- para que vieran una realidad urbana que, me parece, no está siendo detectada por sus radares.
El recorrido partiría visitando una organización ciudadana, por ejemplo, la formada en el barrio Dalmacia, Providencia, para lograr su declaración de Zona Típica. Les pediría a los candidatos que tomaran nota sobre qué es lo que está moviendo a estas organizaciones.
La segunda parada sería un tour por San Joaquín. Allí los dejaría una mañana entera. Los llevaría a La Legua -a la Emergencia y a la otra-, los pasearía por la Av. Santa Rosa convertida en corredor Transantiago y los invitaría a La Castrina. Les pediría que en este parque se preocuparan especialmente de hablar con las “viejas” y, sobre todo, con los niños.
Luego los llevaría a un paseo dominguero por el Parque Forestal. Sin cámaras ni podios, les pediría que se gastaran un par de horas conversando con los malabaristas, hare krishnas, pokemones y punks; con los dueños de cafés circundantes, los diseñadores jóvenes que venden sus prendas en la vereda y las familias que después de almuerzo se van al Parque a pasar la tarde. Los conminaría a dejar de lado los estereotipos y a redescubrir qué significa ser joven en esta ciudad y cómo se convive en espacios de verdad públicos.
Del Parque Forestal me iría caminando hacia el poniente a través del corredor “Paz Froimovich” por la rivera sur del Mapocho, hasta el barrio Yungay. Pero les pediría que dejaran de lado la imagen idealizada del barrio y lo vieran como un espacio altamente complejo. Los invitaría a conocer cómo vive y cuáles son las expectativas de la comunidad peruana, colombiana y ecuatoriana que poco a poco se ha instalado en el barrio.
Por último, remataría en la “edge city”: alguna mega-urbanización C2-C3 en Quilicura, Pudahuel o Colina. Esta sería la visita más política.
Ojalá alguno se anime, sería un buen gesto para, de verdad, intentar salvar el abismo que separa a la clase dirigente de la cotidianidad de nuestra ciudad.