Energía: correr sin aún saber caminar
(La Nación. 26/06/2009)
Por Raúl Sohr
La creación de un Centro de Energía Renovable (CER) para explorar recursos limpios y permanentes es buena noticia. Poco se sabe en qué consistirá la iniciativa.
El tema energético ha mantenido un bajo perfil en Chile. Esto, en el sentido de estar fuera del dominio público. La ciudadanía sabe del tema cuando hay aumentos de tarifas o amenazas al abastecimiento. En el día a día es una materia que es manejada con deliberada discreción por empresarios, funcionarios públicos y especialistas del rubro. La falta de transparencia es peligrosa, porque la prosperidad y la seguridad del país dependen, en medida importante, de las decisiones que se adopten para asegurar que el país cuenta con la energía limpia necesaria para satisfacer, con certeza, su demanda a precios competitivos.
Los sucesivos gobiernos no han elaborado una estrategia para dotar al país de energía segura y compatible con las metas de disminuir las emisiones de CO2. La falta de previsión fue patente durante la crisis generada por la disminución de los envíos de gas argentino. Era una situación que fue anticipada, pero que el gobierno y los empresarios responsables optaron por ignorar. Así expusieron al país a una situación crítica que ha redundado en una gran alza de costos energéticos y un aumento de la contaminación ambiental.
En los momentos difíciles se inició una campaña de ahorro y eficiencia energética. Pero apenas pasa el susto se vuelve a los viejos hábitos. La falta de constancia es sospechosa. A fin de cuentas los abastecedores de combustibles o energía eléctrica están interesados en vender los mayores volúmenes posibles. El ahorro no es negocio. Los buenos resultados empresariales no siempre coinciden con el interés nacional.
Hay, en todo caso, señales alentadoras. La creación de un Centro de Energía Renovable (CER) para explorar recursos limpios y permanentes es buena noticia. Poco se sabe en qué consistirá la iniciativa. El asunto saltó a la notoriedad a propósito del memorándum firmado por Marcelo Tokman, ministro de Energía, con su contraparte estadounidense en el curso de la visita a Washington, esta semana, de la Presidenta Michelle Bachelet. Como ocurre con cierta frecuencia, las autoridades corren antes de haber aprendido a caminar. Así Tokman declara sobre el CER: “Nos permitirá incorporar las mejores prácticas internacionales y convertirnos en un referente a nivel latinoamericano en este tipo de energías”.
Loable intención. Pero antes de proclamar a Chile como referente en una materia en que existe manifiesto atraso ante otros países de la región, como Argentina en materia eólica o Brasil en cuanto a los biocombustibles, es necesario demostrar que es posible incorporar las nuevas tecnologías al mercado en forma masiva. Tokman estima que el respaldo recibido en Estados Unidos “confirma que estamos haciendo bien las cosas en materia energética”. Es frecuente que las autoridades se congratulen a sí mismas por lo que hacen. Varias empresas están embarcadas en el uso de carbón para plantas termoeléctricas. Un recurso que sin mecanismos de captura del CO2 es una contribución al calentamiento global. Las propuestas de centrales hidroeléctricas en Aysén requerirían tendidos de miles de kilómetros.
Hay voces que piden una central nuclear en un país sísmico de punta a cabo y sin una cultura de seguridad. Los avances en ahorro y eficacia energética son mezquinos. La participación de las energías renovables no convencionales en la matriz podría ser muchísimo mayor, de haberse aplicado políticas oportunas. Es cierto que se realizan avances y Tokman puede reclamar parte de los logros. Pero es muy temprano aún para proclamar que el país es un modelo.