Cambios en Bellavista
(El Mercurio. 2/07/2009)
Editorial
El anuncio de un acuerdo entre los alcaldes de Recoleta y Providencia para mejorar el barrio de Bellavista es una buena noticia para Santiago. Concretar esta renovación haría a ese barrio más seguro e interesante para sus habitantes y visitantes. Él tiene reconocidos atractivos, con mucha actividad nocturna, música, abundantes restaurantes -algunos de calidad- y un carácter que lo distingue de zonas más modernas de la capital. Todo esto podría transformarlo en un polo de desarrollo turístico.
Sin embargo, esas ventajas se anulan en parte por la inseguridad del barrio, la falta de estacionamientos y un entorno en que proliferan bares y otros establecimientos con feas instalaciones en las veredas. El plan que deben coordinar ambos alcaldes -pues el barrio se encuentra entre las dos comunas- busca corregir estas deficiencias.
Dicho plan consiste en una serie de medidas, ninguna de las cuales demanda grandes recursos, salvo los estacionamientos subterráneos, que serán autofinanciados. Él incluye nuevas normas para la publicidad de los establecimientos; mobiliario en las veredas con diseño atrayente y unificado en el barrio; manejo cuidadoso de los residuos y basura, y medidas efectivas contra la delincuencia. Para su financiamiento, los estacionamientos subterráneos requieren la prohibición de estacionar en las calles cercanas, lo que despejará el tráfico y mejorará el aspecto de éstas -sistema que ya tiene precedentes en la capital-. En suma, a un costo relativamente bajo, este proyecto pretende emular algunos aspectos de las ciudades desarrolladas.
En este caso, los alcaldes pertenecen al mismo sector político, pero medidas coordinadas semejantes se han dado en Peñalolén y La Florida, pese a las diferencias partidistas. Estos ejemplos muestran a alcaldes que actúan según los intereses de sus municipios, y no en pos de otros objetivos políticos. Acciones conjuntas similares son necesarias para resolver problemas como los del tránsito, que afectan a más de una comuna.
Se ha propuesto la figura de un alcalde mayor en Santiago, para formalizar un proceso de planificación y organización coordinado, pero eso tiene el riesgo de que esa figura pueda terminar siendo un actor político nacional, y no alguien cuya prioridad sea el bienestar de los habitantes de la ciudad. Para abordar temas de alcance supracomunal, probablemente sea mejor flexibilizar ciertas normas que pueden dificultar la actuación de dos o más alcaldes en acuerdos intercomunales.