Columna – Desarrollo forestal… ¿desarrollo con equidad?
(La Nación. 27/07/2009)
Por Hugo Ortega*
Resulta que en la zona sur de Chile, en especial desde el Biobío hasta los Lagos, la superficie forestal se ha incrementado de manera notable, algo que parece muy bueno.
Sin embargo, si observamos el proceso con más minuciosidad, resulta en apariencia paradójico que aquellas provincias más forestadas muestran índices de pobreza mayores que los que mostraban estas zonas antes del proceso de la forestación.
Las razones de esta paradoja radican en sólo dos aspectos a considerar. Uno, que se están forestando suelos que antes se dedicaban a la agricultura y que, por ende, generaban muchos más puestos de trabajo.
Y dos, que la plantación de bosques no requiere mano de obra en el enorme período entre la plantación y la tala del mismo, diez o quince años más tarde.La diferencia entre un empresario forestal y un agricultor se encuentra en que el primero, en los últimos 30 años, ha hecho tanta plata que puede seguir comprando tierras de uso agrícola, y luego plantar y esperar lo que sea para obtener otra ganancia significativa, con muy poco capital de explotación, sin la utilización de mano de obra y también con un riesgo mínimo.
El agricultor, en cambio, requiere trabajar con mano de obra, lo que genera trabajo, con abastecimiento de insumos, con traslado del producto, lo que significa al mismo tiempo fletes, bodegas, comercio; es decir, crea una actividad mucho más dinámica que el sector forestal.
En términos macro, si vemos el crecimiento forestal y las exportaciones, nos llenamos de orgullo. Pero si vemos el detalle real de ese crecimiento, la concentración de ese ingreso en dos o tres empresas solamente, entonces nos llenamos de vergüenza y entendemos que, además, está generando pobreza en varias provincias de la zona sur.
Es curioso visitar la provincia de Ñuble, enorme demarcación con 21 comunas, donde el gobierno regional está haciendo una labor gigantesca en materia de obras públicas, infraestructura en servicios básicos, fomento productivo, turismo rural, etcétera, y ver, al mismo tiempo, una tendencia a perder participación agrícola en el desarrollo nacional, también ver cómo se suman mayores niveles de pobreza en las comunas rurales que hoy día se encuentran casi absolutamente forestadas.
En términos dramáticamente globales, podemos afirmar que el sector forestal no genera desarrollo local horizontal. No crea clusters de ningún tipo.
Las plantas de celulosa y los aserraderos suelen ser de los propietarios de los bosques, que producen, de la misma manera, una contaminación que no hemos podido controlar. Entonces, ¿quién es el responsable de esta situación? ¿El gobierno o el empresario forestal? Ambos.
*Director Ingeniería en Agronegocios Universidad Central