Bauhaus celebra 90 años con una exposición “para todos”
(La Tercera. 29/07/2009)
Por Rodrigo Miranda
Novecientas obras conforman la muestra que se abrió en Berlín, en conmemoración del nacimiento de la escuela de arte y arquitectura más influyente del siglo XX.
La exposición es un viaje por este movimiento conocido por la silla de tubos metálicos ideada por Marcel Breuer.
Comenzó como un polémico experimento para democratizar el arte que incluso fue prohibido por Hitler. Noventa años después, esas ideas radicales y revolucionarias de la Bauhaus lo han convertido en el movimiento de diseño con mayor influencia del siglo XX. Su estilo minimalista inspira ahora en Berlín la más grande retrospectiva sobre la escuela de arte alemán que se ha presentado hasta el momento, exhibiendo sus elegantes y paradigmáticas creaciones, como las sillas de tubos metálicos de Marcel Breuer, que hoy se pueden encontrar en cualquier sala de espera.
La exposición Modelo Bauhaus, que se exhibe en la galería berlinesa Martin-Gropius-Bau, recuerda a la escuela de ideas socialistas que encontró la forma de producir diseños funcionales y asequibles para las masas. La muestra viajará también al MoMA de Nueva York en noviembre y las celebraciones en Berlín incluyen espectáculos de danza, teatro, tours de arquitectura, charlas y talleres.
Fundada en 1919, por diferentes persecuciones políticas, la escuela emigró de ciudad en ciudad y llegó a Weimar, Dessau (el Silicon Valley de su tiempo, donde Hugo Junkers fabricaba novedosos aeroplanos) y Berlín. Esta última, dirigida por el arquitecto Mies van der Rohe y emplazada en una antigua fábrica de teléfonos, fue cerrada por los nazis en 1933, al ser considerada “poco alemana”.
La exposición comprueba que la arquitectura asociada a la Bauhaus no siempre fue racional. Un ejemplo es la policromada Torre de fuego, obra de Johannes Itten, profesor, teórico de los colores y vegetariano que se vestía con una túnica. Era la antítesis de Walter Gropius, su fundador, que admiraba la arquitectura industrial estadounidense y la comparaba con las pirámides de Egipto.
Los primeros años de la Bauhaus en Weimar fueron empañados por una lucha de poder entre Gropius e Itten, carismático miembro de una secta que apelaba a un acercamiento instintivo y espiritual al arte. Algunas de las obras de esos años también se acercaron al arte primitivo. Uno de los hitos de la muestra es la presentación de una silla africana artesanal, realizada con madera y tejidos por Breuer, en 1921. Otros maestros fueron Vassily Kandinsky y Paul Klee.
BAUHAUS EN CHILE
La Bauhaus está asociada a la historia alemana. Dos de sus primeras sedes (Weimar y Dessau) quedaron en el bloque comunista y la tercera en Berlín Occidental. Los profesores que acabaron en el bloque soviético sufrirían años de represión, cuando sus ideales Bauhaus fueran condenados como “decadentes”.
Algunos dicen que los nazis, con la prohibición del movimiento, en realidad ayudaron a expandirlo: muchos de sus miembros huyeron a diferentes lugares del mundo. La mayoría de sus maestros emigraron a EEUU, y ahí triunfaron como arquitectos y profesores universitarios. Breuer en Harvard, Josef Albers en Yale y Mies en el Illinois Institute of Technology. La Bauhaus difundió así, de una manera más rápida, sus conceptos por varios continentes. “En Chile se inspiran en sus postulados el ex Correo de Valparaíso (hoy Consejo de la Cultura) y el edificio Barco, frente al cerro Santa Lucía, de Sergio Larraín García-Moreno, quien conoció a Josef Albers”, precisa Oscar Ríos, arquitecto y profesor de la UDP.
Con la muestra, la Bauhaus vuelve a Berlín, pero en circunstancias muy diferentes. La galería Martin-Gropius-Bau es un lugar doblemente significativo, no sólo por su nombre (gran arquitecto alemán y tío de Walter Gropius). El edificio está al lado de lo que alguna vez fue la sede de la Gestapo, la policía secreta nazi.
El movimiento sigue aún vigente, pero hoy se concentra más en la planificación urbana que en objetos para el hogar y diseños utópicos que planteaban el establecimiento de un mundo sin conflictos. “Hemos renunciado a esa ingenua esperanza y nos hemos dado cuenta de que las utopías no son suficientes”, dijo Philipp Oswalt, director de la Fundación Bauhaus, en la apertura de la muestra. “La exposición es seductora y demuestra que la imagen tecnocrática de la Bauhaus es sólo un capítulo de su historia”, agregó Annemarie Jaeggi, directora del Archivo Bauhaus en Berlín, tras recorrer la selección.