Columna – La arquitectura de la farándula
(La Tercera. 30/07/2009)
Por Javier del Rio
Hace unos pocos días vi un programa de TV que hablaban de la farándula; en que consiste, como se logran buenos resultados, lo importante que es para muchos, entre varios otros aspectos que son realmente sorprendentes y que me ayudaron a entender del porque mucha gente le interesa esta modalidad de vida.
La cosa es llamar la atención, no precisamente por cosas buenas, pues eso es difícil y para pocos con el talento respectivo. Más bien se lo logra con escándalos, esto así es mucho más fácil y entrador. A modo de ejemplos: es mejor decir que uno se ha casado 8 veces, hecho un implante de goma, o se peleó a la salida de un pub, se le quitó el trabajo a alguien, se dijo una mentira, se le vio borracho, etc., todo sospechosamente conectado a una prensa, esa que por `casualidad pasaba por ahí`, si todo lo anterior no se publica o no se sabe, no sirve.
De aquí es que son tan importantes ciertos programas de TV o algunas revistas, hay mucho dinero detrás, es una cadena. Los faranduleros necesitan escándalos para hacerse notar y para que los contraten en algún programa, las revistas también pagan por ello, y estos se ven y se venden muchísimo, pues ahí aparecen cosas o situaciones que son únicas, solo están en la imaginación de la mayoría, por ello atraen (la vida de uno puede ser muy fome).
Esto pasa en muchas actividades, y lastimadamente también en arquitectura. Es una forma de trabajo, se hace el edificio lo mas raro posible (chueco, caro, brillante, nada que ver con el vecindario…la cosa es sobresalir a toda costa), cosa de que se vea muchísimo y por supuesto por ello mismo, se lo publica en alguna revista de arquitectura (pues si estas revistan publican edificios normales, nadie la compraría), que finalmente la compran muchos estudiantes de arquitectura de todas partes. Estos últimos por ver que eso es lo que se edita, piensan que así se deben de hacer las cosas.
Esto por supuesto se acompaña de lentes planos, peinados casuales (¿), ropa negra, un auto taquilla, además de un lenguaje de poca expresión y palabras (casi como del fin del mundo). Tienen derecho a opinar de lo que sea, de urbanismo, de que si Chaitèn debe reformularse o no, de que si el pabellón de Chile en Shanghai es el adecuado, del como hacer ciudades sustentables, en fin de lo que sea para estar `asomado`. Cero talentos.
Lo terrible de todo esto es que a nadie le importa nada el como el edificio se habita, ni menos cuanto se gasta en mantenerlo (limpiarlo, calentarlo, enfriarlo, pintarlo,…), esto es un lástima, o estupidez en realidad. Peor aún es que cuando a lo proyectado se le da un enfoque sustentable (pues esta de `moda` y es una oportunidad mas para sobresalir); ellos en general copian lo sustentable superficialmente, pero sin saber como funcionan, por ello es que sus edificios son pésimos con respecto al ahorro de energía (es mas, contribuyen al cambio climático). Por otra parte los barrios se desarman, no hay continuidad visual, cero armonía.
He visto algunas de estas obras, tanto en Chile como afuera, a todas les pasa lo mismo: se deterioran muy rápido, son caras, se las modifican por malas, en fin se las sufre mas que goza (el único contento es el arquitecto).
Finalmente debo de reconocer que gracias a ellos es que tengo trabajo, soy parte de la cadena; si todos hicieran los edificios eficientes, mi aporte sería cero. Pero por otro lado estaríamos mejor.