Carta – Construcciones sobre la cota mil

(El Mercurio. 02/09/ 2009)

Señor Director:

La decisión de las autoridades de las comunas cordilleranas de nuestra capital de prohibir las urbanizaciones sobre la cota mil es cuestionable y debe someterse a su reconsideración.
Santiago se funda equívocamente en un terreno plano, junto a un río de caudal escaso durante unos seis meses anuales y con crecidas de invierno. Ese error se transmite por más de cuatro siglos. La forma de pensar del conquistador se modela en el inconsciente de las autoridades hasta hoy. Mil es un número arbitrario. Una invención funcionaria.Somos herederos de parte del imperio incaico que habitó la bella ciudad de Cusco. Miramos al pueblo suizo como modelo de desarrollo que coloniza los Alpes. ¿Cuántos otros ejemplos existen en el mundo de habitantes cordilleranos con ciudades bellas y armónicas ubicadas sobre la teórica cota mil?
¡Cuántos beneficios tendríamos si urbanizamos adecuadamente nuestra cordillera! Adecuadamente significa extremar el cuidado con el entorno de cerros, quebradas, esteros y todos esos maravillosos rincones que nos entrega la cordillera. Es una tarea ardua, como también lo es habitar en armonía el valle. Urbanizar es una tarea difícil. En el más amplio sentido de la palabra. Limitar por medio de un decreto es mucho más sencillo y fácil.
El primer gran beneficio es que podemos mitigar la pérdida de los terrenos agrícolas. También los efectos de la contaminación atmosférica serían menores. Si lo pensamos bien, quizás debiera ser obligación para algunos sectores de la población vivir sobre la cota mil. Nuestros corazones serían más fuertes y nuestros pulmones más limpios.

FELIPE CÁCERES P