Luz Solar: el secreto culinario de Villaseca
(La Nación. 10/08/2009)
Por Jorge López
Cambiaron el gas y la leña por un par de cajones y parábolas con espejos, con los cuales calientan agua, hornean panes, cocinan cazuelas y asan carnes al por mayor. Es gratis, no contaminan y le da un sello único a cada plato de su local
En medio de la crisis y cuando las Soluciones a las carencias energéticas nacionales escasean, los vecinos de Villaseca -pequeño poblado inmerso en la comuna de Vicuña, en pleno valle del Elqui- nos muestran la exitosa respuesta que encontraron a su males, hace 20 años, mirando al cielo y sus bondades.
Los más de 300 días despejados al año convirtieron al Sol en un gran aliado de esta comunidad, que utiliza, desde 1989, las denominadas cocinas solares, sistema de cajones y parábolas con espejos que calientan agua, hornean panes, cocinan cazuelas o asan carnes todos los día del año. No es tan rápido como las cocinas convencionales, sin embargo, es gratis y no contamina.
Hoy, están organizados en una asociación de artesanos solares compuesta por 25 personas -en su mayoría mujeres- comandada por Juan Ibacache (27), quien le ha dado un nuevo aire al Restaurante Solar (www.restaurantSolar.cl) fundado en 2000, el que se ha transformado en un punto referencial en el itinerario turístico del valle. Es el chiche de Villaseca.
Hace 20 años los profesionales del Instituto de Nutrición y Tecnología en Alimentos (INTA) en conjunto con ingenieros de la Universidad de Chile, desarrollaron un programa para incentivar el uso de la energía Solar a través de hornos y cocinas parabólicas en Vicuña siendo el lugar escogido Villaseca por ser la zona más ancha del valle del Elqui. El éxito fue total. La comunidad adoptó la tecnología aprendiendo a crear más implementos de cocina, lo que motivó importantes dosis de economía.
“Básicamente logramos ahorrar mediante el uso de las cocinas. Antes se ocupaba un balón de gas mensual, ahora sólo se ocupa uno cada cuatro meses. Además ya no tenemos que ir al cerro a talar los árboles para poder tener leña. Fue motivante preparar algunos platos que antes estaban vedados para nosotros por el costo. Por ejemplo pudimos hacer pan de pascua sin horno a gas o a leña. Actualmente nos toma cuatro horas lograr hornear un pan de pascua mediante el Sol”, relata Ibacache.
El aprendizaje fue lento, pero seguro, cuenta Juan. “El conocimiento demoró un poco, porque no sabíamos cómo enfocar estas cocinas solares. Aprendimos que teníamos que mover la cocina para seguir el movimiento del Sol. Una vez que dominamos eso pudimos tornar el horno hasta en 180 grados y fue allí cuando comenzamos a preparar arroz, cazuelas y muchos platos más”.
Petición popular
Las diversas preparaciones que pudieron experimentar y la novedad de las cocinas solares al aire libre no tardaron en llamar la atención de turistas que se desviaron hacia Villaseca, ubicada a sólo 6 kilómetros de Vicuña. De la curiosidad inicial de saber qué eran estos atractivos artefactos se pasó rápidamente a la exigencia por degustar los platillos que de cada horno salían.
“El amor que le tenemos a lo que realizamos y las ganas de mostrar al mundo que si es posible cocinar gracias a la energía del Sol, nos motivó a generar una especie de taller educativo para los turistas. La idea era captar personas interesadas para formar monitores en el uso de la energía solar. Sin embargo ellos sólo llegaban con la intención de ver y consumir los productos preparados con el Sol. Fue allí cuando nos dimos cuenta de que eso nos iba a permitir atraer a muchas más personas”, recuerda Ibacache.
Pueblo pionero
El estómago primó por sobre la innovación, sirviendo de gancho ferozmente.
Es así como de las 16 personas sentadas que podían atender en 2000, actualmente en las instalaciones del restaurante caben diez veces más comensales que disfrutan de las especialidades de la casa: cabrito al jugo, pollo asado, pastel de choclo, pan amasado, leche asada, entre otros.
Sólo cocina chilena que motiva que el lugar esté siempre con turistas, atendidos los 365 días del año y que da trabajo a más de 14 personas de la comunidad durante el verano.
“Es un reconocimiento al pueblo, a su gente y costumbres. Somos conocidos a nivel mundial como pioneros en el uso de la energía Solar y eso para nosotros es un orgullo. Es un crecimiento como personas ya que nos gratifica mucho cuando nos felicitan por lo que hacemos. De no haber sido por las cocinas solares, seríamos un pueblo como cualquier otro. Lo que fuimos y lo que somos a la fecha es gracias a la perseverancia y a la creencia de los sueños”, remata el presidente de la agrupación.
El Sol les ha dado nueva vida, los ha acercado a la comprensión de la naturaleza y ha motivado un crecimiento económico y fuentes de ingresos fijas. ¿Los días tristes? “Algunas mañanas tenemos neblina y nos ponemos de mal genio en la cocina. Ya no estamos preparado para cocinar ‘alternativamente'”, se ríe.
Ventajas de cocinar con el Sol
Se ahorra dinero en combustible -gas- y se evita la tala de árboles, fortaleciendo de esta manera la escasa forestación de la zona.
No contamina.
Cocinado a bajas temperaturas se logra un producto con mucho mejor sabor y más sano para nuestro organismo.
Menos peligro de incendio habitacional y de accidentes por derrame de productos hirviendo en una cocina tradicional.
Se aprovechan los beneficios que nos entrega la naturaleza.