Tribuna – Chile necesita empleos… y verdes
(El Mercurio. 29/08/2009)
Por Marco Enriquez-Ominami
La sustentabilidad cruza, como necesidad, todos los ámbitos de nuestra vida. No hace falta ser ecologista, ni vegetariano, ni hippie para ser conscientes de que tenemos que hacernos cargo de las consecuencias que el desarrollo trae para nuestros ecosistemas. Con la misma transversalidad y persistencia, el empleo y su mantención en el tiempo es tema central de los esfuerzos de política pública. La suma de empleo y sustentabilidad tiene un nombre, se le denomina “empleos verdes”.
¿Qué son los empleos verdes? Son aquellos que junto con cumplir el fin para el que fueron creados, ayudan a proteger los ecosistemas y la biodiversidad. Estos se encuentran principalmente en sectores como los de tecnologías limpias y renovables, incluyendo el reciclaje; sectores rurales que usan energías renovables y la agricultura orgánica y procesos de reducción de emisiones derivadas de la deforestación y degradación forestal, entre otros.
Estos empleos protegen el medio ambiente desde diferentes ámbitos: reducen el consumo de energía, materiales y el uso de recursos no renovables. A consecuencia de ello minimizan la producción de desechos y contaminación y, muy importante, limitan la dependencia que los medios de producción y la economía en general tienen del carbono. La experiencia de países en desarrollo, como Chile, que han implementado este tipo de empleos muestra que quienes más se benefician son grupos excluidos y vulnerables: jóvenes y mujeres de poblaciones rurales y marginales.
Reducir los niveles de pobreza y proteger el medio ambiente son objetivos que están incorporados en la Metas del Milenio, iniciativa que ha llevado adelante las Naciones Unidas para dar un impulso renovado a la superación de la pobreza en el planeta. Las naciones, incluido nuestro país, se han comprometido a tomar en serio estas metas, lo cual debe traducirse en el desarrollo de políticas públicas y presupuesto necesario para implementarlas seria y sistemáticamente.
El ser capaces de crear y sostener empleos verdes implicaría una muestra clara y aterrizada de que la innovación, la sustentabilidad, la justicia y la solidaridad son temas en los que se basa nuestro modelo político y económico, y no solo términos políticamente correctos o declaración de buenas intenciones.
Estos son desafíos globales que nos exigen en el corto plazo incorporar efectivamente la dimensión de sustentabilidad a nuestro modelo de desarrollo, ya que ésta tiene como condición fundamental abordar de forma integral los temas de pobreza, empleo y protección del medio ambiente. Y no es trivial. Estos desafíos no son parte de un eslogan o una moda pasajera; se trata de la tendencia que ya modela las políticas productivas en la mayoría de los países desarrollados. De nosotros depende ser actores de esta transformación o meros consumidores de algo que se produce ante nuestra atenta e inerte mirada.
Según algunos cálculos recientes, Alemania ya cuenta con más de 1,6 millones de “empleos verdes” y Chile podría acometer un esfuerzo similar. ¿Qué se necesita? Planificación, liderazgo y estímulo para lograrlo. En suma, se requiere de la acción del Estado en el fomento de actividades que absorban y capaciten trabajadores de alta productividad y baja emisión orientados a la generación de productos y servicios que contribuyan a la disminución del impacto de nuestras formas de vida en el medio ambiente. Requeriremos de la decisión y del consenso social para relevar esta tarea. Como Presidente me comprometo a liderar este cambio, ¿me acompañan?