Carta- Peluquería Francesa y la basura
Señor director:
La ministra de Bienes Nacionales, Romy Schmidt, instaló una placa conmemorativa en la tradicional Peluquería Francesa, con motivo de su aniversario 141, valorando su existencia y aporte para el barrio Yungay, recientemente declarado zona típica.
Es muy probable que ese día, para que ni la ministra ni la prensa se dieran cuenta del desastre que se vive en el sector, el alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, haya desplegado un plan de emergencia para limpiar las calles adyacentes que, sin excepción, están inundadas de basura de lunes a domingo. Sus escasos y pequeños contenedores rebalsados hasta el suelo con desperdicios se convierten en un festín para perros, gatos, palomas y ratones, estableciendo un penoso contraste entre la belleza de la peluquería y la inmundicia cotidiana.
Soluciones aisladas, como aumentar la frecuencia de recolección de tres a seis días por semana, lejos de arreglar el asunto, lo han empeorado. La gente adquiere la falsa sensación de que puede producir más basura y no sabe a qué hora la puede sacar de la casa. A nadie en la municipalidad se le ha ocurrido poner un cartel estableciendo horarios y multas para quienes no los respeten.
Aquí el problema debe verse desde otra perspectiva. Debe provenir desde la municipalidad un decidido y honesto plan de educación e integración ciudadana, orientado al buen manejo de los desperdicios (Rechazar, Reducir, Reutilizar, Reciclar), sumado al aumento de los contenedores, en cantidad y tamaño. Deben abrirse sitios eriazos, hoy convertidos en vertederos, para que la comunidad, recibiendo orientación de gente capacitada, pueda reciclar desechos orgánicos y producir huertos o áreas verdes que embellecerían esta zona típica.
Gabriel Sepúlveda C.
Vecino del barrio Yungay