Obesidad: el debate que falta en nuestras ciudades
Por Rodrigo Mora
Profesor
Departamento de Arquitectura
Universidad Técnica Federico Santa María
Valparaiso, Chile
Hace poco más de una semana se dieron a conocer las cifras más recientes de obesidad infantil. Estas muestran un descenso leve en la prevalencia de obesidad desde un 21.8% a un 20.8%, lo que pudiese estar anunciando un cambio de tendencia en los niveles de obesidad observados en los últimos veinte años, en los que ésta ha crecido sostenidamente (por ejemplo, en 1995 la obesidad escolares de primero año básico era de cerca de 9%). Más allá de este hecho, lo cierto es que la obesidad es desde hace años el principal problema nutricional de nuestro país, que afecta a casi el 22% de la población (desde un 12% en 1987). Si a las personas obesas se le suman las con sobrepeso, tenemos que seis de cada diez chilenos esta sobre su peso normal, lo que es muy preocupante, si consideramos que Estados Unidos tiene una tasa levemente superior.
Desde inicios de los noventa, el Ministerio de Salud viene intentado combatir la obesidad. Inicialmente, las estrategias implementadas se centraron en la parte nutricional del problema, a través de campañas educativas a la población que promovían el consumo de frutas y verduras y desalentaban el consumo de alimentos altos en azúcar y grasas. Parecía así predominar una mirada médica al problema, lo cual parece lógico si se tiene en cuenta que la totalidad de los estudios realizados en torno a la obesidad en los últimos 30 años en Chile, han estado liderados por helenos.
En los últimos diez años, esta situación ha comenzado a cambiar. Por ejemplo, el Plan Nacional de Promoción de Salud de 1999 hace ver que no sólo el aspecto nutricional, sino también el relacionado con el fomento de la actividad física, es necesario para combatir la obesidad. Los altos niveles de sedentarismo de la población chilena (superiores al 90% según la encuesta de salud de 2003) avalan estas ideas. La Estrategia Global contra la Obesidad (EGO) de 2006 amplió el debate, al promover modos de vida activos en la población. Se crearon así programas como las plazas saludables en los barrios (donde se realiza actividad física los fines de semana), o campañas de fomento del deporte en espacios de trabajo. Más aun, la EGO sugiere que el combate a la obesidad deber ser enfrentado desde una mirada interdisciplinaria, que incluya no solo a médicos, sino también a arquitectos, geógrafos o ingenieros de transporte.
Acá se plantea que en Chile falta mucho por avanzar en relación a este punto. Se necesitan urgentemente estudios que permitan entender el rol que juega el medio físico en fomentar modos de vida activos en las personas, para así alimentar las políticas públicas de nuevas miradas en el combate a la obesidad. Esto es una realidad en varios países desarrollados como Estados Unidos, Australia o Canadá, donde desde hace más de una década arquitectos, ingenieros de transporte o geógrafos trabajan en la definición de políticas y acciones para el combate a la obesidad. Necesitamos pasar a una nueva etapa en este debate; una que vea en el espacio urbano un potencial aliado para el combate de esta enfermedad.