$400 millones costará restauración de iglesia San Andrés de Pica
(El Mercurio. 21/09/2009)
Por Gustavo Villavicencio
Catorce meses permanecerá cerrada y volverá abrir sus puertas el 30 de noviembre de 2010. La iglesia de San Andrés es el ícono de la vida religiosa y cultural de la comuna de Pica, ubicada a 114 kilómetros al sudeste de Iquique.
La historia se remonta al año 1620, cuando se funda el pueblo de Pica y se levanta una pequeña capilla, que durante el período hispano fue reemplazada por un templo. Éste, por causa de los terremotos, fue destruido y vuelto a levantar tres veces.
Terremotos y falta de recursos
El templo que actualmente sigue en pié es el tercero, el cual también fue levantado bajo la advocación de San Andrés. De mayores dimensiones que el anterior, se construyó entre 1880 y 1886, siendo declarado Monumento Histórico el 5 de octubre de 1977. Durante el transcurso de los años ha sufrido varias modificaciones. Una de las mayores fue en 1982, cuando fue sometido a una consolidación y las tablas originales del piso fueron reemplazadas por baldosas hexagonales.
El templo es de volumen basilical, de 19 metros de ancho y 44 metros de largo en la planta, construida en madera. Destacan en su fachada principal dos torres campanarios, de planta cuadrada, rematadas por una cúpula. La iglesia tiene tres naves separadas entre sí por columnas acanaladas con capitel dórico. En su interior se encuentra un conjunto de imaginería religiosa colonial con figuras vestidas de tamaño natural, que representa “La Última Cena”.
La actividad sísmica constante en la zona y la ocurrencia de terremotos de gran intensidad se suman a sucesivas intervenciones que han buscado reparar los daños en el tiempo. Las reparaciones se han realizado siempre en forma parcial, sin poder, por razones económicas, abordar el edificio en su totalidad. Esto último es claramente visible al analizar las zonas más dañadas, las que coincidentemente han sido intervenidas con anterioridad. Hace un año, el obispo de Iquique, monseñor Marco Antonio Órdenes, decidió cerrar la iglesia por el mal estado del sistema de electricidad, que podría provocar un incendio; además, los muros del altar corrían peligro de derrumbe. Por ende, los piqueños tuvieron que celebrar la fiesta de San Andrés de este año en la calle, sin poder ingresar al templo.
La Compañía Minera Doña Inés de Collahuasi -que ya restauró dos templos de la región: San Antonio de Matilla y San Lorenzo, de Tarapacá- decidió entregar a la Fundación Jofré, para la ejecución de las obras bajo la Ley de Donaciones Culturales, la cantidad de 400 millones de pesos, para la restauración de este emblemático templo del norte de Chile, hoy parte del circuito obligado en la ruta turística nacional e internacional.
Rescate de la tradición constructiva
Las obras, que comienzan hoy, contemplan una primera etapa de apuntalamiento de emergencia previo al proyecto definitivo, para de esta manera estabilizar sus deformaciones más críticas.
Esta primera parte contempla la estabilización temporal del edificio mediante elementos rígidos de madera que actúan puntualmente sobre zonas específicas de la iglesia.
La segunda parte corresponderá a la ejecución de las obras de restauración propiamente tal, y de acuerdo con lo establecido en el proyecto.
La restauración intentará mejorar su estructura siguiendo la lógica constructiva.
Esta iglesia posee un sistema de tabiquerías muy particular, llamado “tiza” en la zona. El tabique de la “tiza” consiste en una estructura de madera que en su interior tiene una malla de caña unida por una argamasa de yeso.