Una zona protegida en la comuna de Santiago
(La Nación. 05/10/2009)
Hace un tiempo una comunidad de residentes de un pequeño sector categorizado como de “interés histórico artístico”, que forma parte de la Zona Típica Parque O’Higgins-Club Hípico, nos solicitó asistencia porque corrían el riesgo de verse perjudicados con un eventual cambio de uso de suelo de área verde a residencial de una superficie de 3,5 hectáreas del terreno adyacente que le pertenece al Club Hípico. En este predio privado se pensaba construir varios edificios de nueve pisos que le iban a hacer la vida muy difícil a los moradores de las antiguas viviendas unifamiliares de uno y dos pisos que conforman ese barrio.
Hemos sabido que en junio de 2000, la Municipalidad de Santiago, por su director de Obras, inició un estudio para declarar Zona Típica al Parque O’Higgins, al Club Hípico, a la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile, al edificio de los Arsenales de Guerra, Museo Militar y las manzanas situadas entre las avenidas Club Hípico y Beaucheff y entre las avenidas Rondizzoni y Tupper.
Pero como no se adoptaron las medidas preventivas contempladas en la Ley General de Urbanismo y Construcciones a fin de evitar que ingresaran a la municipalidad solicitudes de permisos de edificación, en el período de la tramitación de la protección patrimonial ante el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), la Dirección de Obras tuvo que aprobar la construcción de cuatro torres de entre 14 y 20 pisos de altura en avenidas Beaucheff y Club Hípico.
Todavía no sabemos quién se opuso en la municipalidad al congelamiento de los permisos, con lo cual se habría evitado la existencia de los insolentes edificios que distorsionan el valor arquitectónico de esa Zona Típica, declarada así el 4 de julio de 2002, con la publicación en el Diario Oficial del Decreto Supremo respectivo suscrito por el Ministerio de Educación.
Tres años después, en 2005, el CMN aprobó un Instructivo de Intervención en el Club Hípico, desconocido por los vecinos, donde se abrió la posibilidad de fijar un futuro cambio de uso de suelo a vivienda en una superficie de 3,5 hectáreas, que se localizan en su borde sur oriente, colindante con el barrio de “interés histórico artístico” aludido en el primer párrafo.
Y en 2006, la Asesoría Urbana de esa municipalidad inicia los análisis en el sector circundante de la Zona Típica con el propósito de modificar el Plan Regulador Comunal, porque en ciertos sectores adyacentes al área protegida existen normas urbanísticas muy permisivas. Los urbanistas municipales desean que no llegue la picota depredadora a ciertos asentamientos humanos que poseen un preciado valor histórico, como las poblaciones Arauco, Sagrada Familia, San Eugenio I y II, Pedro Montt y la fábrica ex Yarur, hoy Machasa, comprada hace poco por Sebastián Piñera.
La municipalidad, aprovechando este cambio en su instrumento urbanístico, ha dicho que incorporará la modificación de área verde a residencial en las 3,5 hectáreas del Club Hípico, acorde al denominado Instructivo de intervención de 2005. En todo caso en este Instructivo, si bien dice que se “permitirían” edificaciones de nueve pisos en el mencionado terreno a desafectarse, no habla de distanciamientos, de densidad habitacional, de porcentajes de ocupación de suelo y de otros parámetros indispensables, porque quien deberá aprobar el proyecto inmobiliario del Club Hípico a emplazarse en su nuevo terreno residencial será el propio CMN.
Está claro que el cambio ad portas favorecerá económicamente a los accionistas del Club Hípico, pero afectará a los residentes del sector de “interés histórico artístico”, que están haciendo valer sus legítimos derechos urbanos. Sus líderes vecinales le han enviado una dura carta abierta a las ministras de Educación y de Vivienda, al alcalde de Santiago y al intendente, expresándoles que se oponen a esa modificación, porque los edificios de 9 pisos de altura previstos al costado de sus casas deteriorarán para siempre su calidad de vida. A esta fecha, el intendente recibió en su despacho a los vecinos, quienes ya se han reunido con los cuerpos técnicos del gobierno regional metropolitano, a quienes les han planteado sus legítimas inquietudes.
Como van las cosas, estimamos que el conflicto se resolverá con la prudente decisión que tomen la municipalidad y el CMN en orden a establecer en ese terreno de 3,5 hectáreas normas para edificar conjuntos habitacionales con viviendas de 100 metros construidos, de hasta 3 pisos de altura y con buenos espacios colectivos, para que así exista continuidad natural con el barrio colindante que legítimamente ha estado reclamando.