El complicado escenario que enfrenta la cumbre climática de Copenhague
(La Tercera. 08/11/2009)
A cuatro semanas del inicio de la cita, el Presidente Obama no ha logrado que el Congreso apruebe un compromiso para la reducción de emisiones de dióxido de carbono y crece el temor a que la cumbre sea un fracaso. La Tercera, 08 de noviembre 2009.
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Lo que vivió la canciller alemana Angela Merkel el pasado martes 3 de noviembre durante una sesión del Congreso pleno de EE.UU. es un ejemplo claro del ambiente que precede a la cumbre mundial sobre el cambio climático que comienza el 7 de diciembre en Copenhague, Dinamarca.
En un intento por lograr que EE.UU. tome un compromiso real para reducir las emisiones de gases contaminantes, la canciller alzó la voz frente a los congresistas y aseguró que “lograr un acuerdo en Copenhague es comparable, en importancia, a la caída del Muro de Berlín hace 20 años (…) Necesitamos la disponibilidad de todos los países a aceptar obligaciones internacionales en la materia. En diciembre, el mundo nos mirará a Europa y EE.UU. y estoy convencida de que cuando mostremos que nosotros estamos dispuestos a cumplir con las metas, seremos capaces de persuadir a China e India a que hagan lo mismo”, dijo Merkel en medio de la ovación de pie de la bancada demócrata norteamericana.
Lo decidor fue el contraste de la reacción republicana: todos se quedaron sentados, sin aplaudir. Así, como el Congreso de EE.UU. -país que es uno de los mayores emisores de dióxido de carbono (CO2) per cápita, con 25 toneladas de gases al año- está dividido y no está dispuesto a firmar un acuerdo nacional que los obligue a reducir sus niveles de emisiones entre 20% y 30% para 2020 y hasta un 80% para 2050 antes de diciembre próximo, otras naciones como China, India y Brasil -que también emiten grandes cantidades de CO2- tampoco están del todo convencidas.
Es precisamente esa falta de compromiso, la que hace prever que la cumbre de Copenhague no pasará a la historia cómo la cita que logró la renovación del Protocolo de Kioto -que expira en 2012- y que fue el “punto de inflexión” en la batalla por detener el cambio climático y sus consecuencias para la humanidad.
“Se está tornando obvio que la reunión tan promocionada de diciembre en Copenhague no dará como resultado un tratado internacional vinculante que marque una diferencia significativa para el calentamiento global”, escribió en una columna Borj Lomborg, ambientalista escéptico y autor de Cool It, quien ha sido una de las figuras más críticas sobre el alcance del cambio climático.
Esta semana en Barcelona -donde la ONU realizó las negociaciones previas a diciembre con la participación de 192 representantes- y a solo cuatro semanas de la cita mundial, los malos augurios sobre el resultado final que se obtendrá en Copenhague quedaron aún más en evidencia: el bloque de países africanos anunció que se retiraba de las conversaciones si los países más ricos no ponían sobre la mesa cifras concretas de reducción de gases.
Estancamiento
El argelino Kamel Djamouai, vocero del grupo africano, aludió directamente a EE.UU. Pese a los esfuerzos de la administración de Barack Obama por lograr que el Congreso apruebe un proyecto que reduce considerablemente la emisión de CO2 que produce, la división entre republicanos y demócratas sobre el tema obligará a discutirlo no antes de 2010. Otro de los factores que anticipan el fracaso de la cumbre de diciembre, es que los países desarrollados demandan esfuerzos de las naciones más pobres, las que a su vez exigen la ayuda económica de las naciones industrializadas para lograr las metas de reducción. Así, crecen las voces que señalan que en la cita de diciembre se establecerá un marco para negociaciones futuras, pero no será la cumbre que “salvó al mundo”.
Protocolo de Kioto
Tratado ambiental firmado por 184 países quienes se comprometieron a reducir su nivel de emisión de gases en 5,2% en relación con los índices de 1990 para el 2010.
Unión Europea
Está dispuesta a reducir en un 20% sus emisiones de gases –en relación con los niveles de 1990- en 2020.
Objetivos de la Cumbre
La apuesta es lograr firmar un acuerdo vinculante que fije metas de reducción de gases de efecto invernadero para 2020 y 2050.