Cierre de Calles y Pasajes II. La ciudad entre rejas y espacio público
El debate generado en el primer post de “Cierre de Calles y Pasajes”, mostró lo controversial que puede resultar tomar medidas que restringen las libertades de las personas en pro de la creación de un sentimiento de seguridad social. El tema no llegó hasta ahí… Esta semana, la Cámara de Diputados aprobó casi por unanimidad una modificación legal que permite el cierre de calles y pasajes sin salida, entre 1 y 2 años, con previa autorización del Consejo Municipal.
Si bien en el primer post dimos como ejemplo el caso ocurrido en Peñalolén, son varias las comunas que presentan un alto número de calles cerradas. Hace algunos días El Mercurio realizó un catastro de las comunas “más cercadas” de Santiago, estudio que se asoció a los niveles de victimización de los vecinos.
Las comunas más cercadas, el rol de las municipalidades y el impacto para la ciudad, después del salto.
El origen de la polémica
Recordemos que la polémica se abrió con la acusación de unos de los vecinos del sector de Peñalolén Alto a la Contraloría, por el cierre ilegal de su calle que terminaba en la intersección con Avenida Grecia. A pesar de que la mayoría de los vecinos del pasaje estaban de acuerdo, el dictamen finalmente resolvió que era ilegal cerrar los pasajes con rejas y que deben abrirlas.
Las comunas más cercadas
Luego de eso comenzó el estudio de este tipo de irregularidades que se da en varias comunas de Santiago. Según El Mercurio, luego de haber hecho un catastro de pasajes cercados en las comunas más pobladas, concluyó que estas tienen alrededor de 820 calles y pasajes enrejados.
El estudio entregó como resultado que Maipú es la comuna que presenta el mayor número de enrejamientos, con 224 calles o pasajes cerrados, lo que se explica según el municipio, por un reciente cambio en el Plan Regulador comunal que permite el cierre sólo a pasajes que no colinden con una vía principal y que estén abiertos durante el día, desde las 7.00 a las 20.30 horas, o hasta las 21.30 en horario de verano.
El siguiente gráfico muestra la relación entre la cantidad de calles cerradas y el índice de victimización por parte de los ciudadanos de cada comuna. A Maipú, que encabeza firmemente la lista, lo sigue la comuna de Peñalolén con 121 cierres de calles y La Reina con 110. Incorporar al análisis el índice de victimización, permite entender el sentimiento de inseguridad presente en los vecinos, el cual se mantiene constante en la mayoría de las comunas.
Cierres Unánimes
Una de las razones que explican la clara diferencia en el número de calles y pasajes enrejados, es que actualmente existen distintos procedimientos en cada comuna para establecer las reglas que permiten el establecimiento de rejas. Es por esto, que hace algunos días, los diputados votaron y aprobaron por 85 votos contra 2, una modificación legal que permite el cierre de calles y pasajes por un plazo de hasta 2 años, que puede ser renovado después de esa fecha.
“Se trata del proyecto de ley que modifica el Decreto con Fuerza de Ley N° 1, de 2006, del Ministerio del Interior, que fija el texto refundido de la Ley N° 18.695, Orgánica Constitucional de Municipalidades.”1
La medida, además de unificar los criterios entre las Municipalidades, da mayores atribuciones tanto a éstas como al Consejo Municipal, ya que luego de ser aprobado el informe técnico por la Dirección de Obras, se traspasa la petición al Consejo Municipal para ser aprobado. Estos, antes de entregar la autorización, deben escuchar las observaciones que pueda hacer Carabineros o Bomberos.
Las dos caras de la moneda
Si bien la medida, que ha sido tramitada desde el 2008, se ha tomado para entregar mayor seguridad a los habitantes que se sienten vulnerados en sus derechos por el aumento de delincuencia en algunos sectores, no podemos dejar de cuestionar el impacto que ésta produce en la ciudad.
Sin duda, hoy podemos aplaudir un intento por establecer parámetros en común entre municipalidades, que permitan que esta medida de “resguardo” se regularice y se establezca además una mínima prevención de considerar el ingreso de organizaciones de orden, seguridad y atención de salud. Sin embargo, y como lo dijimos en el primer post de Cierre de Calles y Pasajes, paradójicamente, en vez de recurrirse a sistemas que apaleen la segregación social y espacial de ciertos sectores, la división generada por el enrejamiento de calles trae más seguridad aparente a los vecinos, contribuyendo a la vez a la generación de un círculo vicioso, difícil de ser superado.
Volvemos a dejar abierta la interrogante,¿se justifica el cierre de pasajes en favor de disminuir el índice de victimización y el sentimiento de inseguridad? Si bien el cerrar los pasajes significa coartar la libre circulación por un Bien de Uso Público, al interior de estos se producen relaciones importantes entre los vecinos que ahora comparten un bien común. ¿Se compensan estos cierres con la creación de instancias de “comunidad” dentro de estos pasajes cerrados?
Fuente: El Mercurio.
- Fuente: El Mercurio con fecha del 14 de Octubre de 2009 [↩]
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