El crecimiento poblacional del Gran Santiago se concentra en sólo un tercio de sus comunas
(El Mercurio. 20/10/2009)
RODRIGO SILVA
Ocho millones de personas vivirán en Santiago en el año 2030, según las proyecciones de expertos. Un millón y medio más que hoy.
Gran parte de las nuevas generaciones de santiaguinos han optado por radicarse en sectores de la periferia, como Maipú, Quilicura, Puente Alto y Lo Barnechea, equivalentes a un tercio de las 32 comunas que componen el Gran Santiago.
De esta forma, desechan como opción las que hace unas décadas eran las comunas más tradicionales, como Independencia, Santiago y Quinta Normal, y que han ido perdiendo habitantes sostenidamente en los últimos años.
En Independencia, por ejemplo, barrios donde hace cincuenta años vivían familias de clase media en amplias y cómodas casas, hoy lucen resquebrajados y abandonados. En Lo Barnechea, en cambio, donde hace 20 años había pastizales, hoy se multiplican viviendas muy costosas, algunas de hasta US$ 2 millones.
Según urbanistas, este fenómeno se explica porque la gran mayoría de las viviendas sociales que han construido los últimos gobiernos lo han hecho en terrenos de bajo costo que generalmente están ubicados en Maipú o Puente Alto.
Están, además, los grupos de más altos ingresos, que al ver que en el sector oriente de Santiago cada vez cuesta más encontrar terrenos para casas de estándar superior, han buscado terrenos disponibles también en superficies alejadas del centro histórico.
Luis Eduardo Bresciani, jefe de desarrollo urbano del Minvu, afirma que la política gubernamental de los últimos años ha sido invertir en la recuperación de espacios públicos deteriorados, para que se conviertan en lugares atractivos para los santiaguinos. No obstante, reconoce que muchas familias jóvenes abandonan las comunas del centro porque no les ofrecen espacios públicos renovados ni tampoco los servicios que buscan, como buenos colegios, clínicas, parques y centros comerciales.
Los efectos de esta tendencia no son positivos para los ciudadanos, coinciden los urbanistas.
Arturo Orellana, profesor de urbanismo de la Universidad Católica, afirma que “se está acentuando la segregación dentro de la ciudad. Ello desemboca en una urbe armada con parches, con realidades y calidades de vida distintas”.
Jorge Abarca, presidente del comité de desarrollo urbano del Colegio de Arquitectos, sostiene que los servicios también se ven afectados. “Los empresarios microbuseros, por ejemplo, van a invertir sólo en los lugares donde haya más gente para transportar, y eso también va a perjudicar a sectores donde la población disminuye”.
Donde los vecinos casi no se mueven
Vitacura, La Reina y Providencia son algunas de las comunas en las que la variación de habitantes en los últimos seis años es menor al 4%, e incluso bajo el 1% en algunos casos, según las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas.
A la luz del análisis de distintos urbanistas, este aspecto del crecimiento de Santiago se explica porque, si bien algunos de sus barrios han cedido ante los crecientes sectores comerciales, las nuevas generaciones de vecinos deciden continuar en esas comunas porque les ofrecen los servicios y los espacios públicos que exigen para radicarse.
En Renca y El Bosque por ejemplo, donde la variación tampoco ha sido significativa, ello está ligado a la construcción de viviendas sociales y, en algunos, a la recuperación de barrios antiguos.
“Si bien hay una tendencia metropolitana, siempre hay casos distintos en ciertas comunas debido a que se conjugan otros factores”, dice Arturo Orellana, docente de la UC.