Carta – Juan Pablo II

(La Tercera. 22/10/2009)

Señor Director:

La capacidad de crear e innovar, siempre constituye un indiscutible merito de parte de quien la emprende. Pero esa condición habitualmente no es bien comprendida, y a veces se tiende a combatir a sus autores, por causas no siempre claras. La idea de erigir un monumento, de grandes características, a Su Santidad Juan Pablo II, si bien tiene muchos partidarios, ha sido desmerecida en su real significado. La imagen de Juan Pablo II, hombre santo, conductor de multitudes, no puede sino elevar los espíritus e inspirar bondad. Creo que discutir centímetros más o menos resulta un contrasentido y una mezquindad, cuando en un sector algo abandonado y poco presentable estéticamente algunos quieren oponerse a la implementación de un innovador proyecto arquitectónico. Que Su Santidad esté presente -presidiendo y transmitiendo un sentido de paz y reflexión- en un lugar donde circulan diariamente miles de jóvenes de distintos niveles intelectuales y sociales resulta ser un privilegio que nadie debería discutir. Es más bien una fantástica oportunidad para que los chilenos vuelvan a entregarle su homenaje de agradecimiento a quien evitara una guerra fratricida, con resultado de incalculables mutilaciones y muertes de hermanos chilenos y argentinos.

DR. HORACIO TARICCO LAVÍN