Tecnología alemana ofrece limpiar los olores de ciudades
(El Mercurio. 22/10/2009)
Entre los malos olores industriales de Arica, el problema más grave viene de una planta faenadora de pollos. Al frente está el Arica College, con 873 alumnos.
Jorge Yáñez, jefe de la unidad técnica, dice: “En las tardes, cuando estamos sólo los directivos, las salas quedan pasadas. Me costó acostumbrarme, pero el ser humano al final se adapta a todo. Sí hemos tenido episodios de malos olores en las mañanas, y alumnos que se quejan de dolores de estómago y de cabeza”.
Vecinos de Iquique, famosa por sus pesqueras, siguen molestos. Germán Rojas afirma que no ha habido mejorías en ciertos sectores de la ciudad, y que la situación empeora cuando sube la temperatura.
El vecino Juan Véjar dice que la zona sur está bien, salvo en un área de alcantarillado.
El recuerdo es pasoso en San Antonio: las plantas pesqueras tiñeron su imagen. Hoy sólo queda una; el municipio emitió una ordenanza antiolores.
La cosa ahora es distinta, según Francisco Valenzuela, director de medio ambiente de ese puerto: sólo el 20% de los reclamos de vecinos son por mal olor, cuenta.
Las peores fuentes son la pesquera, que ya mejora sus filtros; la ocasional descarga de ácido sulfúrico en el puerto; y, en verano, el sistema de procesamiento de aguas servidas.
Más al sur, en Constitución, “hace casi un año se terminó el mal olor. Antes era insoportable”, dice Eliana Rojas Carrasco (82), empresaria gastronómica. “El olor ha disminuido gracias al nuevo ducto de descarga al mar de la empresa de celulosa. Antes afectaba el turismo. Ahora, sin tanto turismo, afecta menos. Uno se acostumbra”, dice Maura Reyes Arellano (38), dueña de casa.
En Coronel y Lota las pesqueras impactan. Pero en Lota mucho menos que en Coronel. “Nadie quiere quejarse -dice una lotina-, las pesqueras nos aportan mucho. Cuando llueve, no hay problemas. Un poquito molesta en verano. ¡Pero el desastre está en Coronel!”.
En Castro, Chiloé, la fetidez se concentra a 10 km del centro. “Acá no lo sentimos”, dice una citadina.
Era peor
En Talcahuano, Sergio Tudela afirma que hacia Concepción el olor empeora, pero ni parecido a los años 80. En la ciudad misma, las cosas han mejorado, dice.
Guillermo Rivera, director de medio ambiente de la ciudad, declara resuelto el tema, aunque “existen de cuando en vez eventos, fundamentalmente por malas prácticas”.
“La gente acá ya se ha acostumbrado, reclaman, sí, pero la cosa sigue”, alega María Inés Oyarzún, concejala de Puerto Aysén. En Puerto Chacabuco procesan harina y huele, denuncia.
Hay ingeniosas tecnologías disponibles, físicas y químicas. Como en la cocina.
Normas vagas
El Sistema Nacional de Información Ambiental de Conama incluye una única norma (del año 1999) de emisión de olores molestos, aplicable sólo a la industria de la celulosa. Municipios generan ordenanzas.