Carta – A propósito de parques y plazas
(El Mercurio. 01/10/2009)
Señor Director:
Durante los años de la presidencia de don Patricio Aylwin, se proyectó y construyó visionariamente la línea subterránea y aérea del Metro que uniría Puente Alto con el centro de Santiago. En ese entonces aparecieron los certificados de defunción para el Parque Bustamante, que según algunas voces autorizadas y otras no tanto sería destruido por la construcción de la citada línea bajo su superficie..
El Parque Bustamante está hoy igual o mejor que antes y el Metro circula bajo sus áreas verdes con gran beneficio para la ciudadanía.
Años después, se anunció la remodelación de la Plaza Perú de Las Condes y la construcción de estacionamientos subterráneos bajo su superficie y nuevamente se alzaron las voces opositoras anunciando la muerte de la citada plaza.
Hoy la Plaza Perú se encuentra tan viva como antes, cumple su función social y bajo sus áreas verdes están funcionando los estacionamientos que despejan las calles que la circundan.
Ahora le toca el turno al mal llamado Parque Gómez Rojas, el cual no es un parque consolidado sino uno abandonado y que por sus dimensiones reducidas (15 metros en su extremo poniente ) más bien parece un bandejón central verde entre dos avenidas de alto tránsito vehicular que lo aíslan.
¿Qué existe hoy en esta abandonada área? Lo siguiente:
-Cuatro postes gigantescos publicitarios, uno en cada esquina y de mayor altura que la de la escultura de Juan Pablo II que se proyecta en la futura remodelación.
-Una docena de paletas publicitarias que tapan los frentes de las dos calles principales.
-Una feria artesanal que provoca vergüenza observarla en su extremo oriente frente a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile.
-Una jaula metálica que protege alguna instalación en su extremo poniente.
-Dos esculturas situadas en forma casual donde mejor cayeran y que poco aportan al espacio.
-Automóviles y camionetas estacionadas sobre su superficie.
Todos los contradictores a la remodelación de esta zona, incluido el Colegio de Arquitectos, que ahora recién aparece interesado en el tema, han callado durante años como si la realidad actual no les afectase. Pero cuando las autoridades comunales de Recoleta por fin deciden actuar para lograr mejorar esta área, recién entonces aquellos recordaron que esta existe.
El hecho de construir estacionamientos subterráneos, con el avance de las técnicas constructivas actuales, no tiene por qué hacer prescindir de áreas verdes en una superficie que está pidiendo a gritos ser intervenida y modernizada para que realmente sirva a la comunidad.
VÍCTOR VALECH R.
Arquitecto