Columna – La otra estatua en el barrio Bellavista
(La Nación. 04/11/2009)
Por Patricio Herman, Fundación Defendamos la Ciudad
Foto: Elvis González
Mucho se ha dicho acerca de la mega estatua en honor de Juan Pablo II que la Universidad San Sebastián desea emplazar en el espacio público conocido como Parque Gómez Rojas, área verde enfrente de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, cuya edificación es un tesoro patrimonial de Santiago. Miles de voces se han alzado en contra de esa escultura de 13,5 metros, porque los propietarios de esa casa de estudios privada tomaron su decisión sin consultar oportunamente al Consejo de Monumentos Nacionales, sin haber llamado a un concurso público y, fundamentalmente, porque el gran volumen de la efigie concebida perturbaría de manera irremediable la visión que tenemos los ciudadanos del frontis de la más antigua Facultad de Derecho del país.
Ahora bien, hemos tomado conocimiento de que la Universidad Andrés Bello, debido a la puesta en funciones del nuevo edificio que alberga a su Facultad de Derecho en la avenida Bellavista -en el mismo barrio- acaba de inaugurar en su propiedad una escultura de ocho metros en homenaje al destacado intelectual venezolano avecindado en Chile. Pero los dueños de esta universidad privada fueron más juiciosos y respetuosos de la institucionalidad: pese a que no tenían porqué consultar al Consejo de Monumentos Nacionales, igual lo hicieron y sí convocaron a diferentes artistas, cuyos proyectos escultóricos fueron analizados por un jurado experto.
Sabemos que en el transcurso de los próximos días los 18 consejeros y siete asesores que conforman el Consejo de Monumentos Nacionales tendrán que decidir sobre la inarmónica intervención en el angosto espacio público entre las avenidas Santa María y Bellavista y la calle Pío Nono. Creemos que esas personas, que representan a diversas instituciones públicas, privadas y gremiales del país, evitarán un nuevo disparate urbano.
Pretendiendo representar a los viandantes del sector y a todos aquellos que admiran la belleza y el equilibrio, nos gustaría que las autoridades responsables, con fondos fiscales, eliminaran a la brevedad de ese parque unas inmensas y feas paletas de publicidad y otras tantas instalaciones de mal gusto, reubicando más hacia el poniente una feria artesanal y prohibiendo el estacionamiento de algunos vehículos motorizados sobre la superficie del parque. También sería deseable que se recupere el nombre original de este espacio público, porque la Municipalidad de Recoleta, bajo la administración anterior, se lo cambió de manera discrecional, accediendo a la petición de la avasalladora Universidad San Sebastián.
Quisiéramos que se produzca esta transformación urbana en dicho parque, manteniendo y acrecentando sus especies arbóreas, para que en las próximas festividades del bicentenario, con un nuevo Presidente de la República, dispongamos de una virtuosa explanada que será la prolongación de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, edificio de valor arquitectónico que, con creces, merece solemnidad y jerarquía.
Que sirva esta reflexión para reconocer el íntegro comportamiento de los directivos de la Universidad Andrés Bello, institución corporativa educacional que, aplicando los principios de la denominada responsabilidad social empresarial, con ocasión del episodio de las estatuas, ha sabido diferenciarse de su par San Sebastián.
Foto: Elvis González.