Carta – Imagen país

(El Mercurio. 19/11/2009)

Señor Director:

Esta semana, al llegar del extranjero, viví en nuestro aeropuerto una experiencia que me dejó preocupado por la imagen que se proyecta a los que visitan nuestro país por primera vez. Ya el amedrentador video exhibido en el avión, en el que se amenaza con multas de hasta muchos miles de dólares a quienes ingresen productos prohibidos, es una original muestra de la hospitalidad chilensis.

Fui el primer pasajero en descender del avión, de modo que me sentía el guía de quienes venían a mis espaldas. Dudé qué camino seguir al ver que el pasillo delante de mí estaba a media luz, bloqueado y con enceguecedores resplandores, los que provenían de un grupo de operarios que reparaban y soldaban el techo. Pudimos sortearlos y avanzar luego de que uno de ellos nos diera una autóctona y gentil bienvenida al gritarle a otro “apaga la soldadora, puh, hue… para que puedan pasar los pasajeros”.

Luego de un expedito trámite en inmigración y de retirar las maletas, fuimos enfrentados por varios funcionarios del SAG, con ceño adusto, quienes no sólo pedían las declaraciones juradas, sino que nos preguntaban a viva voz lo mismo que ya habíamos contestado por escrito. Escuché el siguiente interrogatorio con el que recibieron a un grupo de misioneros norteamericanos que salían junto conmigo: ¿Hablan español? ¿Traen miel? ¡Honey, honey! ¿Sánguches? ¡Food, food! Ante la cara de estupor de los visitantes, los hicieron pasar a un lado para revisar exhaustivamente sus maletas, haciendo caso omiso de las declaraciones.

Finalmente, a la salida, fuimos atacados por la ya clásica jauría de taxistas piratas que interrumpen el paso y se molestan abiertamente si uno no les contesta sus ofertas. Me enteré de que muchos de ellos copian los nombres de los pasajeros que aparecen en los letreros de las empresas autorizadas, para atraer así de mala forma a los incautos viajeros que han contratado traslados a la ciudad.

Sin duda, nuestro rimbombante Aeropuerto Internacional Comodoro Arturo Merino Benítez podría contribuir de mejor manera con la tan bullada “imagen país”.

Rodrigo Velasco Santelices

Abogado