Brasil se pone el overol y comienza a trabajar para el Mundial de Fútbol y las Olimpíadas
(El Mercurio. 22/11/2009)
Comenzó ya el proyecto “Porto Maravilha” para renovar la zona portuaria, mientras que en enero se cierra el estadio Maracaná para los trabajos de mejoramiento.
Javier Méndez Araya Faltan poco más de cuatro años para el Mundial de Fútbol de 2014 y seis para los Juegos Olímpicos de Río, y los brasileños se están poniendo la ropa de trabajo para cumplir con el enorme desafío que les espera.
Están esperanzados. Piensan que en los años venideros habrá crecimiento económico y que estas justas deportivas impulsarán el turismo y una “ola de inversiones” que se traducirá en mejor infraestructura, como carreteras, hoteles, estadios, y que serán algo que perdurará para beneficiar a la población.
Y esta confianza se vería avalada por un reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que prevé que la economía de Brasil tendrá un robusto crecimiento, en torno de un 4,5% en 2010 y 2011.
Una reciente información del Wall Street Journal señala que la restructuración olímpica que deberá realizar Río de Janeiro costará US$ 14.000 millones. Entre otros proyectos, la ciudad debe construir dos estadios e instalaciones para deportes como el tenis y el ciclismo de montaña.
US$ 1.845,7 millones
A esto se tendrá que añadir gastos por nuevas líneas de metro, una nueva red de buses, ampliación de la capacidad hotelera y limpieza de contaminación de sus lagos y la bahía de Guanabara. Con respecto al mundial de fútbol, el solo costo de las reformas de los estadios de las doce sedes alcanzará la suma de 1.845,7 millones de dólares.
De todas formas, la tarea para convertir a la “Cidade Maravilhosa” en una urbe digna de las justas deportivas ya comenzó.
En la primera actividad para Río 2016, recientemente el alcalde carioca Eduardo Paes inauguró obras en el muelle Mauá, una zona abandonada que se va a convertir en un importante centro de esparcimiento y deporte. Ésta tendrá un área de 30 mil metros cuadrados y contará con varios restaurantes, bares, un anfiteatro al aire libre, espacio multiuso, una pileta, baños públicos y estacionamientos.
Este conjunto de mejorías urbanísticas está enmarcado en el proyecto “Porto Maravilha”, que pretende modernizar el área industrial y los barrios semi abandonados de la región portuaria, siguiendo el modelo de Barcelona 1992 y su puerto olímpico. Todas estas obras tendrán un costo cercano a los US$ 117 millones.
Una de las grandes prioridades es dar una nueva cara al mítico estadio Maracaná. El gigantesco coliseo deportivo, con una capacidad para 87 mil espectadores, será cerrado en enero próximo para comenzar las reformas, que tendrán un costo de 218 millones de dólares, explica a este diario Edson Nunes, profesor en economía y política de la Universidad Candido Mendes de Río de Janeiro.
Nunes añade que el estadio Morumbi de Sao Paulo también requiere de grandes trabajos de remodelación, los que costarán 69 millones de dólares. “Las vías y el transporte hasta estos recintos deben mejorar sustancialmente”, enfatiza.
Por tal motivo, ya están en marcha los planes para la ampliación del metro en ambas ciudades y en diciembre próximo se inaugura la estación Ipanema en Río de Janeiro. Hasta la Barra de Tijuca, donde habrá competencias olímpicas, está contemplado un tren de superficie.
Tren bala
El tren de alta velocidad entre Río de Janeiro y Sao Paulo está considerado como el “proyecto estrella” para las justas deportivas. La obra comprenderá un tramo de más de 500 kilómetros de línea férrea y ocho estaciones con un costo total de 18 mil millones de dólares.
“Es un plan de más de 20 años, pero que se va a implementar ahora. Ya está definido el trayecto del tren. Es un trabajo caro y se busca empresas inversionistas extranjeras. La idea es tenerlo en funcionamiento en 2014”, dice Geraldo Monteiro, académico carioca.
Pese a toda la euforia y múltiples proyectos, hay voces que llaman a la cautela. “Un país que tiene 42 millones de pobres y graves problemas sociales, no debiera asumir una responsabilidad tan grande. Estas competencias van a costar muy caro y con certeza provocarán un impacto inmenso en las cuentas públicas”, advierte Roberto Romano, analista de la Universidad de Campinas.