Copenhague muestra su plan para que la vida urbana avance sobre dos ruedas
(El Mercurio. 23/11/2009)
Casi uno de cada tres habitantes del municipio danés se mueve en bicicleta para ir al trabajo o llevar a sus hijos al colegio. Para 2015 la meta es que la mitad de la población escoja esta forma de transporte. Todo se está adaptando para este propósito.
Richard García Desde Copenhague “En otros países, andar en bicicleta es algo de moda o cool . Acá es parte de la vida. Si la gente de otros países no entiende esto, nunca van a pasar de ser usuarios ocasionales”.
Lasse Lindholm sabe de lo que habla: es el encargado de campañas y comunicación del programa ciclístico del Departamento de Tránsito de Copenhague y uno de sus 155 mil residentes de la ciudad que a diario se transportan en bicicleta.
Una cifra alta, pero aún lejos de la meta fijada para el 2015, cuando se espera que 250 mil personas (la mitad de la población de la ciudad) se movilicen de esa forma.
Para eso se han construido ciclovías segregadas en la mayoría de las calles y avenidas principales, se habilitaron semáforos especiales para ciclistas e, incluso, funcionan al menos dos puentes exclusivos para peatones y bicicletas.
Además, las bicicletas se pueden subir en los carros de Metro fuera de las horas punta y en el exterior de las estaciones hay estacionamientos especiales por los que se paga un ticket que vale menos de mil pesos.
El romance de Copenhague con la bicicleta viene de principios del siglo XX y duró fuerte hasta los sesenta, cuando la prosperidad de la posguerra hizo que todos desearan un auto.
La crisis energética de la década de 1970, sin embargo, volvió a subir a los daneses a sus bicicletas, de las que no piensan bajarse más, ahora por motivos medioambientales. “De repente descubrieron que el uso de la bicicleta resolvía problemas de salud, de tránsito y ambientales”, comenta Lotte Ruby, vocera de la Federación de Ciclistas de Copenhague.
Claro, se trata de una ciudad cuyo centro, de no más de 20 cuadras a la redonda, concentra la mayor parte de las actividades y atracciones, y es más fácil de recorrer en bicicleta que en automóvil. De hecho, éste se deja para los fines de semana “para llevar a los niños al campo”, agrega Lotte, quien es miembro de un club de intercambio de autos. Así accede a un vehículo de cuatro ruedas sólo cuando lo necesita, aunque no descarta comprarse uno cuando lleguen los autos eléctricos.
Todos a bordo
El transporte de los niños durante la semana se soluciona con los “cargo bike”, un carro donde el pequeño va seguro y cubierto. El 6% de los habitantes de la ciudad posee uno de éstos y la mitad lo usa para llevar a sus hijos al colegio. Los demás lo emplean para cargar mercancías.
Porque la bicicleta también es un medio para ganarse la vida. Existen al menos tres empresas de mensajería que transportan paquetes pequeños. Jeppe Jacobsen (26), uno de los 30 mensajeros de la empresa Bring Express, cuenta que cubre unos 20 km diarios con cargas de 15 kilos en promedio. Los viajes en el centro demandan una media hora. Él está entre los más rápidos.
Le pagan un sueldo base y comisiones por viaje. La empresa le proporciona la mochila y la ropa y él pone el vehículo. “Fue una elección obvia de trabajo, porque tengo colegas simpáticos, y es entretenido moverse así por la ciudad. Ya llevo acá tres años. Claro que no es muy divertido cuando llueve o hay tormenta”.
Tampoco lo es la congestión bicicletera de las horas punta, además de las manzanas casi enteras que ocupan los estacionamientos de estos vehículos livianos.
Nimiedades, en todo caso, para una ciudad que predica y practica el discurso medioambiental, el que espera extender gracias a la cumbre climática de diciembre.
A trabajarEl mayor número de viajes dentro de la ciudad por motivos laborales corresponde al área de los empleados de la salud (45%). Le siguen la gente que trabaja en el comercio, hoteles y restaurantes (27%).
Cuidado con los camionesEl año pasado hubo 121 accidentes que involucraron bicicletas, de los cuales cinco fueron fatales.
Cuatro los ocasionaron camiones que viraron a la derecha sin tomar precauciones. La gente quiere más ciclovías, lo suficientemente anchas y con preferencia de paso en los cruces.