Lanzamiento “Portales del Laberinto: Arquitectura y Ciudad en Chile 1977–2009”

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Los esfuerzos por contar la historia de la arquitectura y de las ciudades en Chile son escasos y por lo mismo, presentan desde su sola existencia un interés.  Más aún cuando ese esfuerzo tiene los ojos puestos sobre procesos político-culturales que ayudan a entender dicha historia como el encadenamiento de decisiones y hechos, alejándose así de las (habituales) descripciones de obras inmaculadas de procesos sociales y  de ciudades inmunes a acontecimientos históricos. El libro Portales del Laberinto: Arquitectura y Ciudad en Chile 1977–2009, curado por el arquitecto y académico argentino Jorge Francisco Liernur, se trata precisamente de un ejercicio enriquecedor al respecto; con textos del propio Liernur, además de Fernando Pérez, Federico Deambrosis y Pedro Bannen (y prologado por Alfredo Jocelyn-Holt), se presentará este jueves 3 de diciembre a las 19.30 en el Campus Bellavista de la UNAB (Bellavista  0121, Providencia). La presentación estará a cargo de J.F. Liernur, A. Jocelyn-Holt y Alberto Sato.

Ahora bien, ¿cuál es la particularidad de la lectura propuesta por Liernur y sus co-autores? La historia contada en Portales del Laberinto viene a representar una versión disciplinar de las construcciones de la historia del Chile contemporáneo hechas por Jocelyn-Holt en El Chile Perplejo, y por Tomás Moulian en Chile Actual. Anatomía de un Mito; citando a este último, Liernur nos recuerda en su texto que “un elemento decisivo del Chile Actual es la compulsión al olvido. El bloqueo de la memoria es una situación repetida en sociedades que vivieron experiencias límite”, antes de entrar a explicar su versión de lo que ha sido la historia de una disciplina y sus repercusiones en la ciudad que habitamos.

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Sin ánimo de dar cuenta de la completitud de dicha visión en esta breve reseña, algunos extractos decidores del contenido de este libro y de la interesante discusión que puede darse este jueves, son aquellos que dan cuenta de lo ocurrido entre 1977 y 1992, el primer período definido por Liernur, que se inicia con la primera Bienal de Arquitectura en el país; la hipótesis resulta especialmente interesante ¿cómo es posible que después del gran quiebre de 1973, que no solo significó una revolución cultural y social para Chile sino que la desaparición del Estado como el gran mandante de arquitectura, tanto ésta como su pulsión modernizadora continuaran, pero con las debilidades propias de los años en que se enmarca esta discusión? La respuesta de Liernur es que dicha continuidad se debió al actuar de ciertas instituciones particulares:

“Me refiero a la (continuidad) que tuvo lugar en el interior de la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile en Santiago y la homóloga en Valparaíso. Si tanto estas instituciones como la perteneciente a la Universidad de Chile sufrieron los rigores de la dictadura, que en ambos casos intervino directamente sus órganos de gobierno, no lo es menos que en relación con la escuela estatal, al abrigo de la Iglesia Católica, en las primeras, parece haber sido más atenuado el desgarramiento de equipos de trabajo y corrientes de pensamiento. Esa relativa autonomía también tuvo costos y nadie puede saber de qué manera la censura directa, la autocensura y el estado de asedio y tensiones que se vivieron en esos años deben apuntarse entre las causas de las debilidades del paisaje arquitectónico que estamos describiendo.”

Sería así como según Portales del Laberinto, la revolución silenciosa de los ochenta (que el propio Joaquín Lavín bautizaría así), no sólo repercutiría en la internacionalización de la economía, sino también en la producción cultural del país, y que repercutiría en gran parte de la producción arquitectónica y la construcción de ciudad en dictadura.* Una producción continua pero con costos que aún hoy vemos en nuestras ciudades.

“Se trataba de una historia de continuidades formales en la que no había lugar a desgarramientos ni luchas; ni vencedores ni vencidos. (…) Es cierto que la opción por la austeridad y el control parecía constituir un reclamo a la sencillez y al silencio, así como a una interpretación clásica de las tradiciones modernistas, pero esas características no podían simultáneamente dejar de evocar asimismo una reivindicación del orden, las certidumbres y la elegancia que eran propios del estilo de las elites tradicionales, desdeñosas de bruscos cambios y renovaciones. La misma que, malgré soi, en esos mismos años estaba siendo reemplazada en su rol hegemónico por unos grupos dirigentes totalmente transformados.”

El libro continúa con una lectura entretenida y contundente a la vez; a la lectura de Liernur sobre los `90 y 2000 como la era optimista y de “un país exportable”, se suman las versiones de Pérez Oyarzún sobre la práctica profesional entre 1930 y 1980, la de Deambrosis sobre el lugar de Chile en el imaginario arquitectónico del siglo XX, y la de Pedro Bannen sobre ciudades y territorios.

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El libro fue editado conjuntamente por co-op y la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño de la Universidad Andrés Bello**. La invitación de este jueves es a discutir sobre estos temas; el libro se venderá el día del lanzamiento a precio preferencial, y se servirá un vino de honor. Más información sobre este evento en Facebook o en Plataforma Arquitectura.

* Sobre los aspectos particulares de las repercusiones de la dictadura en la ciudad, puedes leer este artículo que escribimos hace tres años ya.

** Co-op y la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño de la Universidad Andrés Bello han editado conjuntamente 3 libros, dos de los cuales introducen temas de historia urbana y arquitectónica; sobre el primero, más información en este link.