Carta – Copenhague y Auckland
(El Mercurio. 23/12/2009)
Señor Director:
La semana pasada terminó la reunión cumbre sobre el cambio climático en Copenhague, que tuvo como finalidad buscar fórmulas para evitar el calentamiento global excesivo y acelerado. La reunión concluyó con un acuerdo que ha sido insuficiente, de aplicación voluntaria y no vinculante, sin metas concretas de reducción de CO {-2} . Los grandes países contaminantes y aquellos que están en un acelerado proceso de crecimiento y, por tanto, requieren aumentar sus emisiones se resistieron una vez más en avanzar en términos efectivos; los países en desarrollo -a los que se les exigen similares restricciones y cumplimiento de estándares- se sumaron al consenso, y quedaron a la espera.
En noviembre pasado terminó en Auckland la negociación para establecer una Organización Regional de Pesca del Pacífico Sur y medidas interinas aplicables antes de la entrada en vigencia de dicha organización. Éstas regularán la captura del jurel, la principal especie pesquera del país de características migratorias y transzonales, cuya distribución se extiende desde nuestra zona económica exclusiva hasta la alta mar. Los grandes países pesqueros de aguas distantes y aquellos interesados en aumentar su actividad no sólo no cumplieron las medidas vigentes en cuanto a no aumentar la capacidad de sus respectivas flotas, sino además presionaron para acordar medidas que resultan insuficientes, son voluntarias y no vinculantes, sin la obligación de someterse a estrictas cuotas de captura precautorias. Los países costeros y en desarrollo se sumaron al consenso como opción de mal menor, y quedaron a la espera.
La reunión de Copenhague dejó para enero próximo el establecimiento de las metas de reducción de carbono. La reunión de Auckland postergó para el segundo semestre de este año la revisión de las nuevas medidas interinas; entre ellas, la limitación efectiva de captura por país. Las similitudes entre Copenhague y Auckland no son casuales. La regla general del consenso en los acuerdos internacionales nos lleva a lentas y largas negociaciones que al momento de prosperar marcan el nuevo rumbo, lo que nos obliga a estar vigilantes, preparados, a participar y proseguir sin descanso el curso de las negociaciones; y, mientras tanto, aplicar todas las medidas a nuestro alcance para mitigar los efectos adversos a la conservación de nuestros recursos naturales y el medio ambiente.
Andrés Couve Rioseco
Ex subsecretario de Pesca