Carta – Santiago sin árboles
(El Mercurio, 8/1/2010)
Señor Director:
Nuestra Asociación concuerda con lo planteado en “El Mercurio”, en el sentido de triplicar el número de árboles en Santiago por el déficit existente de alrededor de 13 millones de especies. Es necesario recalcar que Santiago en los últimos cien años ha perdido gran parte de la flora que existía en la región. Nos parecemos más a un desierto que a un jardín.
Sin embargo, nuestra inquietud va aún más allá de plantar nuevos árboles. La pregunta que nos hacemos es: ¿cómo podemos salvar y mantener los árboles existentes y que hoy no logran sobrevivir en las vías urbanas, dada la poda de que son objeto por las propias leyes y normas que la autoridad dicta? Aunque parezca increíble, somos nosotros mismos los que depredamos los añosos árboles existentes por lo prescrito en los planos reguladores y en el Plano Regulador Metropolitano de Santiago, en los que se ordenan ensanches y perfiles de calles sin respetar los árboles existentes.
Los ensanches de calles que están previstos en estos instrumentos de regulación determinan eliminar miles de especies de manera indiscriminada. Todo, legalmente dispuesto por algún funcionario de turno que sin moverse de su escritorio fija anchos y ensanches de calles. Tanto así, que si se efectuaran de una vez todos los ensanches programados, se derribarían millones de árboles que dan frondosa y necesaria sombra a nuestra ciudad.
Por otro lado, no hay una política clara respecto de los agentes que intervienen los árboles; un ejemplo notorio son las empresas eléctricas que arriendan postes para terceros, apropiándose del espacio público (bien común de todos), haciendo podas arbitrarias a fin de permitir el paso de sus cables.
Lo mismo ocurre con las empresas municipales que mantienen los árboles. Pareciera que en vez de podar se les encomendara mutilar, hasta la muerte en pocos años, los árboles comunales.
Finalmente, los planos reguladores debieran contemplar un ítem de planificación paisajística con políticas claras en temas como el riego, las podas, mantención, tipo de especies y tamaño del desarrollo, entre otros.
Si seguimos así y no se toman las medidas necesarias, seguirán cayendo más árboles de los que plantamos.
Yves Besançon P.
Vicepresidente
Asociación de Oficinas de Arquitectos – AOA