Bachelet se emociona al inaugurar el Museo de la Memoria, su obra más emblemática en DD.HH.
Haciendo esfuerzos para no quebrarse, la Presidenta dijo que las violaciones a los derechos humanos tienen “muchas explicaciones, pero ninguna justificación”. Por Phillip Durán y Hernán López
Mientras recorría el segundo piso del Museo de la Memoria, en una vitrina cerca de una sala donde se describen métodos de tortura aplicados durante el gobierno militar, la Presidenta Bachelet se encontró con un grabado en cobre hecho por su padre en la Cárcel Pública, donde murió en 1974. Bajo un par de manos aferradas a unos barrotes, el general Alberto Bachelet escribió “estas manos son dolor, son poesía y amor. De Pa para Ma”, dedicando el trabajo a su esposa, Ángela Jeria.
La Mandataria se emocionó. Pero no tanto, dicen testigos, como cuando vio colgada, en medio de decenas de fotos de víctimas, la imagen de su padre. “Me gustaría ver el museo de noche”, comentó la Presidenta. La imagen oficial no mostró estos episodios.
“Debo confesar que el recorrido para mí no ha sido fácil. Hay imágenes que no quisiera recordar. Pero hay también personas, gente buena, hermosa, que siempre, más allá de todo dolor y tristeza, siempre querré volver a recordar”, dijo la Mandataria poco después, haciendo esfuerzos por no quebrarse ante los cerca de quinientos invitados.
Era la inauguración de uno de los proyectos más queridos por la Presidenta, del que formará parte del directorio cuando deje el gobierno. Incluso, su firma quedó estampada en el acceso principal, acompañada por una frase en una placa de vidrio. “No podemos cambiar nuestro pasado, sólo nos queda aprender de lo vivido. Esta es nuestra oportunidad y nuestro desafío”, se lee en la inscripción.
La Mandataria recorrió las obras junto a los ex presidentes Aylwin, Frei y Lagos, con quienes vio los cientos de recortes de prensa, objetos donados por víctimas, documentos y testimonios en videos que forman parte de la muestra. “La tragedia puede tener muchas explicaciones, pero ninguna justificación”, indicó Bachelet.
En el público había ex colaboradores de Allende como Víctor Pey y antiguos dirigentes como Luis Corvalán. No asistieron las dirigentas de la Agrupación de Familiares de DD. DD.
Molestia presidencial
Con todo, Bachelet debió enfrentar un tenso momento que la obligó a interrumpir su intervención, cuando dos mujeres treparon por una estructura metálica lanzando panfletos y gritando consignas. “¡Soy hermana de Matías Catrileo asesinado en su gobierno, Presidenta Bachelet!”, vociferó una de ellas, aludiendo al comunero mapuche que fue abatido por Carabineros en medio de un enfrentamiento.
Bachelet guardó silencio por algunos segundos, pero luego aseguró entender “su dolor, pero en democracia se hace justicia y se hará justicia. Eso es lo que podemos asegurar”. Y alzó la voz pidiendo respeto por el “dolor de todas estas familias, que como ustedes, quieren justicia”.
Minutos después, los gritos de las manifestantes mientras eran desalojadas nuevamente interrumpieron a Bachelet. “Vamos a seguir”, indicó con resignación la Mandataria, quien luego calificó el hecho como “injusto”, mientras conversaba con los dirigentes comunistas Guillermo Teillier y Lautaro Carmona.
Otro momento incómodo lo vivió el escritor peruano Mario Vargas Llosa, invitado por Bachelet como encargado del museo de la memoria en Lima. Antes de que empezara la ceremonia, uno de los invitados comenzó a gritarle “que se vaya”, criticándolo por su apoyo a Sebastián Piñera.
Otros asistentes comenzaron a hacer lo mismo. El ex candidato presidencial peruano permaneció inmóvil, sin mirar a sus detractores. Mientras, el equipo de producción de La Moneda ordenó comenzar la actividad anunciando el ingreso de Bachelet, lo que calmó los ánimos.
Al final del evento, el embajador de Perú, Carlos Pareja, llevó a Vargas Llosa donde la Presidenta, quien le agradeció su presencia en la actividad.
Diputados electos del PC apoyan proyecto que anula Ley de Amnistía
Hasta el Congreso llegarán hoy a mediodía los diputados electos del Partido Comunista, Guillermo Teillier (San Miguel), Lautaro Carmona (Copiapó) y Hugo Gutiérrez (Iquique).
La presencia de los dirigentes comunistas constituye la primera visita de carácter más formal tras su elección en las parlamentarias de diciembre. Allí, los parlamentarios electos se reunirán con los diputados de la Concertación para respaldar el primer proyecto de ley que los tendrán como patrocinadores: una iniciativa que busca anular la Ley de Amnistía.
También los líderes PC iniciarán las gestiones para conformar un comité con sus pares del PPD o del PS.