El 40% de la infraestructura quedó con daños estructurales y no hay recursos para repararlo: Temen cierre del Hospital Parroquial de San Bernardo por daños que dejó el terremoto
(El Mercurio, 29/04/2010)
por Nadia Cabello F
El recinto perdió 40 camas y el director médico, Sergio San Martín, aseguró que si no se reasume la actividad normal a fin de año, no se va a poder pagar los sueldos.
Incertidumbre es la sensación que dejó el terremoto en el Hospital Parroquial de San Bernardo (HPSB). Los daños en el 40% de la infraestructura hoy complican el futuro funcionamiento del establecimiento. En palabras de su director médico, Sergio San Martín, “si no llega la ayuda económica suficiente para reparar los daños, existe el riesgo del cierre del hospital a fin de año y esa es una realidad que hay que asumir”.
Son 6 mil metros cuadrados los que sufrieron daños, principalmente en el sector más antiguo del hospital, construido con adobe y que tiene alrededor de 115 años de antigüedad. Los daños obligaron a reubicar las salas de maternidad, las de pacientes intermedios, cirugías de hombres y el sector de rayos a otros espacios dentro del inmueble.
“Si queremos reconstruir sólo las salas, sin tener en cuenta los pasillos ni patios interiores, serían alrededor de 3 mil metros cuadrados, y eso nos costaría una inversión cercana a los 3 millones de dólares”, explicó San Martín.
Los principales ingresos del HPSB los obtiene, además de las atenciones privadas como las hospitalizaciones en pensionado, por los pacientes que deben atender de acuerdo al convenio del establecimiento con el SNS. El Estado le entrega al hospital 4 mil millones de pesos al año para que atienda a pacientes de consultorios de San Bernardo, Calera de Tango y El Bosque.
Pero el terremoto le significó al hospital perder 50 camas, por lo que el director médico del HPSB no sabe si se podrá cumplir a cabalidad el convenio, pues con menos camas no pueden atender la misma cantidad de pacientes que tenían hasta antes del 27 de febrero.
“Si atendemos a menos pacientes, el Estado paga menos. Y si un hospital no tiene dinero, no puede pagar los sueldos, por ejemplo, y puede quebrar”, explicó Sergio San Martín.
Si antes del terremoto la lista de espera para algunas cirugías era de un mes, hoy son dos o tres meses los que un paciente debe esperar, porque la infraestructura no alcanza.
A la preocupación de los 600 profesionales que trabajan en el HPSB se suma la incomodidad de los pacientes. Maternidad, por ejemplo, funciona en el ex servicio pediátrico, pero tienen menos espacio y menos baños.
“Si desaparecemos, los hospitales El Pino y Barros Luco no podrían absorber la demanda y quedaría una población importante sin atención”, dijo San Martín.
70 mil
atenciones de urgencia al año atiende el HPSB.
500
enfermos entran a pabellón cada mes en el recinto.
2 meses
se alargó la lista de espera para algunas cirugías.
Alumnos perdieron residencia
Otros afectados por la situación del Hospital Parroquial son los estudiantes de la Universidad de los Andes, que usan el recinto como uno de sus campos clínicos. La residencia de los estudiantes se desplomó y tuvieron que ser evacuados.
Durante los meses de verano allí trabajan internos del 6° y 7° año. Este verano había allí treinta estudiantes, pero la reducción de camas hizo que disminuyera su actividad real en el recinto.
El director de la Escuela de Medicina de la Universidad de los Andes, Rodrigo Alonso, contó que son varios los campos clínicos en convenio con la casa de estudios, por lo que decidieron para las siguientes rotaciones “llevar mayor número de alumnos a otros lugares. Quedaron menos alumnos en el HPSB, en proporción a la disminución de actividad, y más alumnos en los hospitales Militar de Santiago, Luis Tisné y la Clínica Dávila”. Sin embargo, el número de horas asistenciales de los alumnos en el HPSB se mantuvo.