Carta destacada de la semana: Mapocho Navegable
Hemos decidido destacar una vez a la semana alguna discusión relevante entorno a algún tema de ciudad que se de a través de las cartas de los lectores a la prensa -en muchos casos llamadas “cartas al director”- para de esa forma ampliar las discusiones, y a su vez llevarle el pulso a la opinión pública.
En esta ocasión, queremos destacar la discusión entorno al Proyecto del Río Mapocho Navegable, mediante la carta envida por el Arquitecto UC Felipe Combeau al diario el Mercurio:
“Contrario a lo que manifiesta el señor Cristián Boza, el río Mapocho está lejos de ser el alma de la ciudad de Santiago. Ha sido históricamente una amenaza que ha necesitado, desde la Colonia, diversos proyectos de infraestructura para contenerla. Esto explica que nunca haya existido un intento verdadero por considerar este torrente cordillerano como una oportunidad capitalizable de espacio público.
Podemos verificar que desde hace décadas la discusión sobre el Mapocho se divide entre una mitad de actores que promueven una visión pintoresca y otra mitad de académicos y conservadores que traslada la discusión hacia un territorio de elucubraciones donde inútilmente se intenta definir cómo deberán ser las cosas: el paisaje urbano, el espacio público y el mítico rol del arquitecto urbanista.
Frente a esta desidia de quienes deben proponer, preservar y fortalecer la calidad del espacio público en la ciudad, son generalmente los proyectos inmobiliarios o de vialidad los que se adelantan y actúan. Si algo tiene de positivo el proyecto Mapocho navegable, como sugiere la arquitecta Consuelo Bravo, es haber puesto en la opinión pública la posibilidad de hacer algo con el río y ser el único proyecto por discutir. Esto, sin duda, lo hace muy atractivo tanto a las críticas como al entusiasmo de la ciudadanía.
Definitivamente, la visión pintoresca del proyecto Mapocho navegable como una versión amplificada de la laguna de la Quinta Normal con botecitos no se sustenta ni medianamente luego de enterarnos de que no está respaldada por un estudio hidrológico; y menos solidez tiene dicha propuesta después de leer los comentarios del ingeniero hidráulico Bernardo Domínguez.
Entonces, contrario a una visión pintoresca y por sobre la discusión valórica, es fundamental que todo proyecto respecto del río Mapocho se origine al menos con conocimiento de las variables técnicas dominantes, en este caso hidráulicas, y se convierta en un verdadero aporte a la ciudad, y no únicamente en un falso y costoso embellecimiento. Poder utilizar la caja del Mapocho como un espacio de circulación temporal continuo para peatones y bicicletas, o administrar y limpiar estacionalmente 3 m {+2} de caudal para crear balnearios urbanos, es una idea que podrá capitalizar las posibilidades del caudal y el espacio físico del Mapocho de manera más sensata y convertirse en un aporte a mediano y largo plazo para una ciudad de 6 millones de habitantes”.