A tres meses del terremoto, vecinos de edificios inhabitables aún no tienen solución definitiva: Viven de allegados en casas de familiares o pagan arriendos en otros departamentos
(El Mercurio, 2/06/2010)
por Nadia Cabello F.
A la fecha, sólo una mínima parte de los vecinos ha tenido respuesta de las compañías de seguro y aún no llegan a acuerdo con constructoras e inmobiliarias.
Demoras en la tramitación de los seguros y ausencia de respuestas satisfactorias de las inmobiliarias y constructoras son las razones por las que los propietarios de departamentos que resultaron inhabitables después del terremoto de febrero siguen viviendo de allegados o arrendando en otros lugares.
Pese a que la mayoría de las compañías de seguro informó a sus clientes que dentro de tres meses se resolvería su situación, los afectados aseguran que “las empresas están pidiendo prórrogas porque aún no tienen los estudios técnicos suficientes y eso nos perjudica porque tenemos que seguir pagando los dividendos”, según explicó Rodrigo Gómez, vecino afectado del edificio Los Cerezos, en la comuna de Ñuñoa.
Si los seguros aceptan la inhabitabilidad de los condominios, deben pagar a los propietarios de los departamentos los montos comprometidos en el contrato. “Con ese dinero nosotros podríamos desligarnos de las deudas con los bancos y arrendar o comprar otro lugar donde vivir”, dijo Pamela Lobos, vocera de los vecinos de Sol Oriente en Macul.
En este caso en particular, solamente un banco no ha aceptado la inhabitabilidad y 64 familias todavía no pueden solucionar su problema.
Eso los obliga a pagar el dividendo del malogrado edificio, además del nuevo techo donde viven actualmente. Los que no tiene dinero para hacerlo, duermen en los sillones de familiares con toda la incomodidad que eso significa.
Tampoco las inmobiliarias y constructoras han dado ofertas atrayentes para las personas que perdieron sus departamentos y aún esperan informes que expliquen los graves daños estructurales que sufrieron los edificios.
La peor parte la siguen viviendo los vecinos del colapsado edificio Don Tristán, en Maipú. Aunque hace dos semanas un informe del Ministerio de Vivienda estableció que las razones de su desplome fue la utilización de materiales que no cumplían con la norma de construcción antisísmica chilena, ni la inmobiliaria ni la constructora han respondido.
Mientras, en el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) se siguen acumulando reclamos contra inmobiliarias y éstos ya superan los dos mil. El Sernac está mediando en más de 40 causas colectivas, recopilando antecedentes y buscando soluciones antes de llegar a tribunales.
Semanalmente los vecinos afectados se reúnen para decidir las acciones a seguir y apoyados por abogados buscan la forma de ejercer presión.
Afectados se sienten desesperanzados
MIRKO BOSKOVIC
Vecino de edificio Don Tristán
“Sigue pasando el tiempo, nos juntamos, esperamos estudios, conversamos con abogados, pero ya nos estamos decepcionando, porque sentimos que no avanzamos. Han pasado tres meses y no hemos ganado nada. Mientras, tenemos que seguir pagando dividendos de un edificio que está en el suelo”.
PAMELA LOBOS
Vocera de edificio Sol Oriente
“La gente está pagando dividendos, arriendos o están de allegados. Yo misma tuve que arrendar otro departamento para mí y mi hijo, a quien le pago la universidad. No podemos seguir demorándonos porque hay mucha plata comprometida y los proyectos de vida de las personas están en juego”.
PIERRE MENNARD
Vocero de condominio San José
“El ánimo de los vecinos es malo porque no sabemos en cuánto tiempo más solucionaremos nuestro problema, y ya hay un aire de desesperanza. Nos dicen que tampoco podemos iniciar acciones legales porque nos faltan pruebas que seguimos reuniendo, pero nos sentimos de brazos cruzados”.