Pedro de Valdivia Norte: El terreno de la discordia
Las fuertes presiones por modificar la edificación en altura en el barrio Pedro de Valdivia Norte han prolongado la discusión sobre el destino que tendrá uno de los sectores residenciales emblemáticos de la comuna de Providencia. Y es que los estudios que realiza el municipio, a favor de la densificación, discrepan con la opinión de un grupo de residentes que pretende perpetuar las condiciones de habitabilidad presentes en el área.
En la actualidad, las externalidades que han venido aparejadas a la , las autopistas y la cercanía a Sanhattan, junto a presiones inmobiliarias que luchan por densificar ante la escasez y el fuerte éxodo de oficinas desde el centro hacia la zona oriente, determinan que el municipio de Providencia estudie alternativas para responder a las nuevas condiciones del barrio.
La normativa vigente, que privilegia las zonas residenciales, con una altura máxima de edificación de dos pisos más mansarda, y otras de uso mixto –Los Conquistadores y Santa María- que admiten edificios de hasta cinco pisos de altura, se hace insostenible según el municipio dado el nuevo escenario.
Hasta el momento la municipalidad baraja dos alternativas, las cuales ambas implican aumentar las alturas máximas de edificación en el sector oriente del barrio, el más próximo al acceso al túnel (Ver infografía).
La primera apela a crear las condiciones para que allí pueda desarrollarse un polo comercial y de oficinas con edificios tan altos como Sanhattan. El desarrollo permitiría así integrar una parte de Pedro de Valdivia Norte al gran parque empresarial que se está consolidando en la ribera sur del río Mapocho desde hace algunos años.
La otra iniciativa es elevar el límite de edificación a un máximo de siete pisos para que allí se instalen pequeñas oficinas, y se mantengan a la vez áreas residenciales y un comercio a escala vecinal.
En una mirada focalizada, la primera opción de construir edificios de hasta –como pretende un grupo de vecinos- menoscaba un barrio que tradicionalmente ha sido valorado por ser residencial y conservar una armonía e identidad propia. La edificación a tal nivel no haría más que exacerbar los problemas que existen hoy; se , aumentaría la contaminación acústica y visual y se destruiría totalmente la vida de barrio que existe en el sector.
Pese a esto, condiciones tales como la centralidad, la conectividad, la dotación de áreas verdes y equipamientos de primer nivel, nos obligan a reflexionar y debatir acerca de los beneficios y perjuicios que significa mantener el sector con bajos niveles de densidad.
Sobre todo, si pensamos que la renovación de tejidos urbanos peri-centrales en Santiago, se hace cada vez y con mayor fuerza una necesidad, debido a las diversas problemáticas urbanas que conlleva el crecimiento horizontal indiscriminado de la ciudad y a la gran cantidad de territorio peri-central obsolescente en ella.
En este contexto, se hace inverosímil especular que las viviendas individuales, con amplios jardines, que caracterizan al barrio, conserven su estado actual considerando los procesos urbanos que acaecen tanto en su interior como en el resto de la ciudad. El barrio Pedro de Valdivia Norte dejó de ser una zona periférica hace años y como tal, debe densificarse ahí donde existen las condiciones para hacerlo, entre ellas es prioridad la zona que vio afectada su habitabilidad ante la apertura del túnel.
Cuestión distinta y de fondo es bajo que parámetros y normativa se debe densificar la zona de modo que no se alteren los patrones y el estilo original que le da vida al barrio. Lo clave, es que la estrategia integre en las decisiones a los distintos actores que pueden incidir o verse afectados por las medidas. El hecho de que se contemple la sociedad civil –ahora fragmentada en dos juntas vecinales con ideas distintas- resulta esencial, ya que un porcentaje importante de los vecinos aspira a que el barrio continúe siendo mayoritariamente residencial y especialmente, antejardín del Parque Metropolitano.
En este sentido, se hace trascendental que la municipalidad funcione como ente mediador entre los intereses inmobiliarios y comerciales y las condiciones de vida de los vecinos que residen en el sector. La pregunta entonces es ¿Cómo conciliar ambas posturas de modo que el barrio conserve la unicidad y armonía que lo instala como uno de los sectores con mejor calidad de vida de Santiago? ¿Cómo densificar la zona sin irrumpir considerablemente en los patrones de desarrollo que ha tenido hasta el día de hoy?