Editan libro que rescata imágenes de la antigua sinagoga de Santiago
La fotógrafa Pilar Cruz registró el edificio de calle Serrano, creado por el arquitecto José Dvoredsky, antes de su demolición.
por Rodrigo Miranda
(La Tercera – 04/10/2010)
Cuando la fotógrafa Pilar Cruz supo que demolerían la antigua sinagoga de calle Serrano decidió registrar en imágenes este noble edificio que se empezó a construir el 2 de abril de 1953, gracias al esfuerzo de generaciones de inmigrantes judíos. De hecho, en la entrada del recinto figuraba una placa con la lista de benefactores que hicieron posible la construcción.
Esa serie de fotografías dio origen al libro Memoria sensible de la Sinagoga de calle Serrano, que ayer domingo fue lanzado en la nueva sinagoga de la comunidad judía en Santiago.
Este tradicional lugar del centro de la capital tenía una profunda significación para la fotógrafa. “Mi matrimonio se realizó en Serrano y mis tres hijos hicieron sus bar mitzvá ahí”, confiesa Pilar Cruz.
A través de una compilación de fotografías cedidas por diferentes familias, el texto también reconstruye la historia de los primeros judíos en Chile hasta llegar a la construcción del templo.
La primera piedra de la gran sinagoga de calle Serrano 214 la colocó el entonces ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Moshe Sharett. El edificio, terminado a fines de los años 50, fue concebido por el arquitecto José Dvoredsky, quien ya en 1947 había participado en la construcción de la sinagoga de B’nai Israel en Avenida Portugal 810. Junto con dirigir las obras, se involucró en detalles simbólicos, como el diseño del imponente mural que presidía el templo.
Según narra el libro, el arquitecto también fue mentor de los ladrillos ahuecados, que permitían una acústica perfecta sin necesidad de micrófonos. En ese templo se llevaron a cabo, durante medio siglo, todas las ceremonias propias del rito judío.
La sinagoga de Serrano fue diseñada para albergar a mil personas. Inicialmente, los hombres ocupaban en forma exclusiva la planta baja y para las mujeres se reservaba la galería del segundo piso. Con el tiempo, se fueron integrando todos en el espacio común.
Un capítulo especial del libro está dedicado a una carta escrita por el arquitecto José Dvoredsky, quien falleció a los 93 años, el 25 de diciembre de 2007, pocas semanas después de escribir la misiva para el libro.
“La generación de inmigrantes de comienzos del siglo XX está representada en los colores de la cúpula. Los azules y dorados son reminiscentes de los de la arquitectura rusa, y fueron aplicados para que los miembros más ancianos encontraran elementos familiares”, sentencia Dvoredsky en el memorioso libro.