Comprar en La Vega sin moverse de la casa
Van por frutas y verduras a La Vega, para luego repartirlas a domicilio en el sector oriente. Al inicio, sus clientes eran familiares y amigos, pero hoy ya tienen un público extendido y decenas de pedidos al día. Con este sistema, se ahorra tiempo.
por Carlos Palacios
(La Tercera – 19/10/2010)
Cristóbal Urrutia y Rodolfo Vergara no se conocen, pero tienen mucho en común. Todos los días llegan a La Vega Central a eso de las 6 de la mañana, compran frutas y verduras, las cargan en sus autos y luego las reparten entre sus clientes del sector oriente de Santiago. Cristóbal comenzó hace dos años, mientras Rodolfo ya lleva media década en esto. Ambos comenzaron por la misma razón: quedaron cesantes y tenían familias que mantener.
Pero esto se trata de una tendencia que responde, además, a las necesidades de los clientes actuales. “La gente quiere calidad y ahorrar tiempo. Nosotros resolvemos esas dos variables, porque los productos son de muy buen nivel y llegan directo a la casa del cliente”, cuenta Urrutia, quien en sólo dos años ha visto aumentar su clientela en un 1.000%. “Comencé entregando a cuatro familias conocidas. Ahora reparto en 40 casas todos los meses”, dice. Los clientes suelen ser parejas de trabajadores jóvenes con hijos; o dueñas de casa con grandes familias. Es el “boca a boca” el que funciona como la mejor estrategia de marketing.
Según Javier Latorre, gerente general del Centro de Formación y Negocios de la Universidad Central, este tipo de servicios está relacionado con el aumento del ingreso de las personas y con el crecimiento de las grandes zonas urbanas. “Es normal que padre y madre trabajen. Esto significa menos tiempo, pero también un incremento de ingresos. Es decir, también mayor demanda por servicios de todo tipo y, a la vez, mayor distancia entre sus hogares y los mercados tradicionales”, dice. Según Latorre, el despacho o delivery se ha ido perfeccionando: partieron con productos básicos, como pizzas, hasta sofisticarse con este tipo de mercadería.
Estos emprendedores comenzaron de a poco, pero hoy cada uno cuenta con su propia página web. En ellas, los clientes pueden descargar una lista de precios y luego hacer el pedido vía mail o por teléfono. La fruta llega a la casa el mismo día.
“Cobro un 25% sobre el precio de costo. De hecho, un kilo de tomates en un supermercado de Vitacura cuesta $ 1.399 y en La Vega, cerca de $ 700. Yo cobro $ 1.000”, dice Cristóbal.
María José Gómez es una de sus fieles clientas hace casi dos años. “No tengo tiempo para comprar. Todo lo encargo a domicilio, hasta lo del supermercado. Pero la fruta es mejor en La Vega. Además, me dan recomendaciones. Por ejemplo, me avisan que llegaron las chirimoyas o que las paltas están demasiado maduras”, cuenta. Ella vive en el sector de Las Tranqueras con Vitacura, el área donde se mueven estos “caseros”. Además, abarcan las comunas de Providencia, Las Condes, Vitacura y La Reina. hasta esos sectores, el despacho es gratis. Si hay que ir a Lo Barnechea, Urrutia cobra $ 1.000 de recargo. Lo mismo si el pedido es menor a $ 10.000.
El beneficio, principalmente, es el tiempo que se ahorran los clientes.
Vergara asegura que una persona tardaría entre dos y tres horas en realizar compras en La Vega. “Hay que desplazarse 20 minutos hasta llegar ahí y lo mismo en regresar a la casa. Si se usa la autopista, hay que sumar el cobro de peajes. Luego, hay que pagar el estacionamiento, que cuesta $ 500 las primeras dos horas y luego $ 500 cada media hora. Si no hay dónde estacionar, es necesario dar vueltas y buscar. Pero la salida de La Vega es lo peor: se genera un taco de 30 minutos por calle Rengifo”, cuenta.
Urrutia y Vergara conocen este mercado de verduras y frutas al dedillo. Tienen sus proveedores habituales. “Es un negocio muy exigente, porque los clientes demandan la mejor calidad. La relación se puede quebrar por un limón en mal estado”, dice Vergara.
Pilar Ríos y Nicole Chisselle siguieron el ejemplo de estos emprendedores. Cada 15 días, estas amigas iban juntas a La Vega a comprar para abastecerse. Hasta que un día se les ocurrió el negocio: “Quisimos aprovechar el viaje y hacer pedidos para la familia”, cuenta Pilar.
Hace seis meses profesionalizaron su costumbre de comprar en el mercado. “Ya tenemos nombre: Frutas y Verduras Ok. Todavía no ganamos mucha plata, a lo más $ 30.000 cada vez. Tenemos 15 clientes y vamos en mi auto a entregar los pedidos a las casas”, cuenta Ríos. Ambas trabajan media jornada en otros lugares y pueden compatibilizar esto con sus labores cotidianas. “¿Me dedicaría a esto por completo? Puede ser, es un negocio emergente y con buenas proyecciones”, dice.
Aunque en Chile los vegetales aún no son parte importante de la dieta, Vergara ha visto un alza: “Cuando partí, el consumo promedio por familia era entre $ 12.000 y $ 13.000. Hoy son cerca de $ 18.000 a la semana”.
Lo mismo opina el Dr. Fernando Vio, presidente de la Corporación 5 al Día Chile y profesor del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (Inta) de la Universidad de Chile. “Pasamos de consumir 160 gramos al día en 2006, a cerca de 190 gramos en 2008. Pero aún estamos muy por debajo del mínimo recomendable, que son 400 gramos diarios. En Europa, por ejemplo, se consumen 720 gramos diarios de frutas y verduras por persona”, explica.”Para colmo, la fruta es barata: con lo que vale un kilo de pan se pueden comprar hasta tres frutas diarias”, dice.